viernes, 31 de diciembre de 2010

A medio camino

Decías hace un año que no conocías el camino que se abría bajo tus pies, pero que veías con nitidez el destino. En aquel momento, te situabas a medio camino de este viaje que emprendimos hace ya tiempo.

Hoy no estoy segura de que hayas alcanzado ese destino que imaginabas. Desde luego, hemos caminado un largo trecho, una travesía que en algunos tramos hemos disfrutado de la mano y en otros ha resultado ser un páramo frío y desangelado, de pesadilla.

No es tan fácil. Sé que yo camino más deprisa, pero ese es mi paso natural. Ir a otro ritmo supone para mí ir forzada. Y una cosa es entenderlo con la mente, y otra caminar a esa marcha que me desgasta el corazón.

Hoy soy yo la que se siente a medio camino, a pesar de todo el trayecto recorrido. Hoy soy yo la que ve lejos, no esta casa, sino este hogar. Y me siento cansada. Y dolorida de andar al paso de otros. Y derrotada por este dolor viejo que se empeña en anegarme la garganta con su sabor amargo.

No sé dónde estaré dentro de un año. No sé si habré llegado por fin a mi destino. Pero no tengo miedo. No tengo miedo del futuro, ni de mí.

De lo que tengo miedo es de tu miedo.

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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Miss you more than words can say

Te echo de menos.

Echo de menos tus palabras. Conversar. Despertarte por las mañanas con un beso y un susurro, y calentar la leche antes de que bajes a desayunar. Preguntarte cuando vuelves que qué tal en el trabajo. Contarte yo cómo me ha ido. Que enciendas la chimenea y prepares algo para cenar.

No me llega ningún sonido. Todo está tan en silencio, tan quieto, que yo también me voy volviendo silencio y vacío, poco a poco.

Y por eso me doy cuenta de que te echo de menos, y lo peor es que también a ella.

También a ella...

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martes, 28 de diciembre de 2010

Miss you more than words

Te echo de menos.

Podría intentar no hacerlo. Podría llenar todas mis horas de trabajo, libros, amigos, compras... y podría fingir que estoy muy bien sin ti, que no pasa nada, que son solo unos pocos días. Algunos ratos podría incluso llegar a creérmelo.

Pero, ¿de qué me serviría?

Si al fin y al cabo la verdad es que te echo de menos...

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lunes, 27 de diciembre de 2010

Miss you more


Te echo de menos.

De esa manera suave y continua en que se echa de menos a quien va a volver.

De esa manera que va calando en los minutos que pasan mientras ocupo mi mente en lo que no es importante. El teléfono del trabajo, la compra de última hora, la clase de Pilates...

De esa manera en la que estoy pero no del todo, en la que las horas no están llenas, como si todo lo que me rodea se hubiera quedado un poco tibio, un poco insípido, un poco gris.

De esa manera en la que no consigo entrar en calor...

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domingo, 26 de diciembre de 2010

Miss you

Te echo de menos.

De esa manera suave y continua en que se echa de menos a quien va a volver.

Pero de esa forma en que echar de menos duele porque la rutina no es definitiva. Porque todavía despertarnos en la misma cama nos sabe a logro aunque no todos sepan que lo hacemos.

De esa forma en la que las horas están llenas de horas de silencio, de ese silencio que me recuerda que esta rutina no es la que yo quiero.


Yo quiero la siguiente, la que ya no contenga secretos, la que también dependa de mí. Esa en la que ya no tenga que echarte de menos...


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viernes, 24 de diciembre de 2010

Nochebuena

Por debajo de todos los ritos que cumplimos en estas fechas encuentro el motivo íntimo de la suave sensación de bienestar que casi siempre he tenido en Navidad. Quizá sea el recuerdo de esas Navidades con días de fiesta, con tíos, primos y abuelos y con Reyes Magos que se habían leído nuestra carta. Puede que tenga que ver también el cambio de estación y el progresivo aumento de horas de luz en los días que vienen. También son momentos para acordarnos con un poco de nostalgia de los que no pueden estar ya con nosotros.

En cualquier caso, me gusta la Navidad. Me gusta porque estoy con mi familia todo el año y no solo estos días. Me gusta porque los amigos se dan besos para felicitarse las fiestas y me gusta porque en unos pocos días iré a ver la Cabalgata y les daré a sus Majestades las gracias por haberme traído el regalo que pedí sin haber esperado a la mañana de Reyes.

Feliz Navidad a todos.


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lunes, 20 de diciembre de 2010

Aroma

Hay algo en el aire que tiene un curioso olor entre nuevo y previsto, como a cambio de fase. A calendario a punto de estrenarse. Es todavía sutil y casi no se distingue, pero poco a poco va formando su propio abanico de matices que lo separa de los aromas que ya nos sabemos.

Puede que sea el nuevo año y que simplemente yo quiera que huela diferente para dejar de caminar, aunque ahora ya lo haga por el jardín de nuestra casa. Puede que sea yo la que esté cambiando percibiendo como distintas las cosas que veo o siento todos los días. Puede que, al fin y al cabo, quiera que todo termine para empezar otra vez, pero sobre una hoja no en blanco pero casi, con la misma sensación con la que estrenábamos cuadernos nuevos al empezar el curso cuando éramos pequeños.

O puede que lo que perciba sea una simple expectativa y me dé de bruces con los hechos cuando ésta no se cumpla. No me importa, prefiero equivocarme a esperar con la mente en blanco. Prefiero las noticias a quemarropa al silencio por si acaso. No quiero la seguridad de la tierra donde unas raíces como las mías se entierren y mueran.

Porque esta vez sería culpa mía.

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jueves, 16 de diciembre de 2010

La Alhambra de Granada

Solo el agua que está en calma puede reflejar una imagen nítida de lo que tiene alrededor. Pero el agua que está en calma puede llegar a estancarse, dejar de ser transparente, morir y matar la vida que contiene, aunque consiga la ilusión de seguir creando su reflejo perfecto.

El agua de una corriente no refleja su entorno y, aunque siempre está fresca y viva, no descansa, no da tregua. Hay que luchar contra ella para mantenerse en el sitio, y eso es agotador.

Existe un lugar en el que un estanque crea un perfecto reflejo del patio que lo alberga, igual que un espejo pulido. Sin embargo, en sus extremos los hábiles constructores colocaron dos fuentes de mármol de tal forma que proporcionan agua fresca al estanque sin crear ni las más pequeñas ondas en su superficie.

Yo no aspiro a tanta perfección, pero sí me gustaría ser capaz de reflejar nuestro cielo despejado, nuestra casa color arena, nuestra luz en el jardín y nuestras conversaciones en días tranquilos y azules, en una fluída rutina a la que encontremos la forma de refrescar constantemente sin crear corrientes como esas que todavía me sacuden sin avisar.

Esas que alteran el reflejo hasta que ya no consigo verlo.

Malditas.

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lunes, 13 de diciembre de 2010

Olvido

A veces miro cómo duermes en el momento justo del amanecer y pienso en todos los amaneceres que estuviste lejos.
En cómo habría sido si yo no me hubiera perdido en el ruido mezclado de mi interior y el mundo.
En qué habría pasado si no me hubieras escrito aquellas cartas o si yo te hubiera llorado a tiempo de no haberte perdido.

Ya sé que pensar en ello es inútil.

Pero no sé cómo puedo explicarte lo ajena que me es tu vida ahora que estás en la mía. Lo cercanos que tengo los recuerdos tan lejanos. El hueco que deja lo que no ha tenido lugar.

Cómo podría enseñarte el abismo que a veces nos separa, tan grande por lo cerca que volvemos a estar el uno del otro y lo lejos que estuvimos después de estar tan cerca.

El daño que todavía hacen las palabras que no nos dijimos...





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Demasiado ruido

Todos los canales sonando a la vez forman el barullo que nos mantiene en silencio. Con tanto ruido no sirve ni gritar ni callarse, solo hablar con calma no sin antes haber bajado el volumen a cada uno para que no se mezclen en una cacofonía de yo-pensaba-ques y tú-creías-que-yos.

Un poco de calma y somos capaces de separar los hilos de la maraña, aunque todavía hay algunos enredados que se lían con las palabras y les dan la vuelta o las cosen unas a otras sin un patrón claro.

Y, hablando de patrones, no se me olvida que los barcos no se hunden casi nunca.

Esta vez podrías haber utilizado otra metáfora, mi querido náufrago...

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viernes, 10 de diciembre de 2010

Mesa para dos


Aunque todavía no hayas terminado de cruzar el puente ni yo deje de oír ese molesto ruido que provocan los pasos dados lenta y sigilosamente, como escabulléndose a hurtadillas del pasado y los papeles digan lo que ya no es verdad. Aunque el tiempo se estire como una goma elástica y de vez en cuando juegue soltarse del reloj y darme en la cara. Aunque esté sentada en el vestíbulo de la puerta trasera, con el abrigo todavía puesto.

Pidamos una mesa para dos y brindemos porque habrá un día en el que ya estarás a este lado del puente, los pasos ya no harán ese fastidioso ruido de miedo y duda, los papeles dirán la verdad de una vez y por fin me sentiré como en casa.

Necesito pensar solo en ti y en mí. En ti y en mí. Solo en nosotros.
Y descansar.

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jueves, 9 de diciembre de 2010

Malvadas madrastras sin nombre

La niña lee. En silencio, bajo una pequeña lámpara que crea un círculo de luz entre ella y el libro.
 
En su mente estallan las palabras que las páginas se encargan de colocar en los puntos estratégicos de su imaginación, como las cargas en los pilares de un edificio para derrumbarlo pero justo al revés, para crear un Universo distinto, imposible en el espacio y en el tiempo, poblado de seres fantásticos, de animales que hablan, de príncipes enamoradizos, de gatos con botas, de conejos blancos con prisas, de pequeñas hadas celosas y de malvadas madrastras sin nombre que sabotean a la pobre niña para no dejarla ir al baile...


miércoles, 1 de diciembre de 2010

Reloj de Flores

Unos cuantos días con horas para nosotros. Para cambiar el escenario y el compás, olvidarnos de los bucles y redescubrir lugares en nuestra memoria. Quizá podamos traerlos al presente para compararlos y pensar "cómo han cambiado...".

¿Te acuerdas?

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