martes, 29 de marzo de 2011

Siberia

Dentro de este océano de conexiones existen islas desiertas de náufragos voluntarios, heroínas de cómic ocultas y nunca olvidadas, hermosas ninfas, Hombres Valientes, románticos maquinistas e incluso mujeres que sueñan con saltar del tren haciendo pirivueltas con palabras.

Y también está Siberia.

Es curioso, ese lugar me resulta familiar en cierto sentido. Yo no sabía que vivía en un lugar tan gélido hasta que miré por la ventana y vi la luz del Sol. En ese momento mi corazón levó anclas, yo desperté del coma y volví a sentir la vida correr por mis venas.

Hay que tener cuidado, porque la ensoñación ocurre poco a poco, sin querer, sin ruido, sin hacerse notar... la temperatura baja demasiado despacio como para darse cuenta.

Hasta que la sensación de calor se olvida.

imagen de Sofarsocute @ flickr.com

lunes, 28 de marzo de 2011

Eras sí, pero ahora...

Eso de que fueras quien fuiste y ahora seas quien eres para mí tiene curiosos resultados en mi mente cuando me pongo a comparar palabras, hechos y fechas aunque no en mi corazón, que es el mismo que te quiso entonces y te quiere ahora y que no entiende de años ni de tiempos verbales. Y lo digo porque me asombra que pequeños gestos al alimón, tan diminutos e insignificantes en el origen, puedan tener como consecuencia cambios inimaginables, como el mismísimo efecto mariposa, o mariposas más bien, y además en el estómago. Fíjate, a estas alturas y viendo fuegos artificiales...

Hablo ya del presente por fin, el único tiempo que tenemos de verdad. Han dejado de interesarme los porqués sin respuesta, las horas grises de las tardes sin conversación y las mentiras que me hirieron mucho más tarde y que ahora se deshacen en el polvo en que se convirtió el amor sin palabras y egoísta -si es que eso puede existir- que creí tener hace siglos. Ahora vivo mirando alrededor, no hacia atrás, por eso soy capaz de ver los detalles, no los mismos que tú lamentas poder llegar a perderte, sino los que me maravillaron en aquellos años y los que me maravillan ahora, por ejemplo en un número, en una forma, en un párrafo que me haga llorar, en una ciudad por visitar, en un olor tan familiar, en una flor o en el teclado del piano que tocas mientras leo algunas tardes...


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martes, 22 de marzo de 2011

Perigeo

Han pasado siete días, una alerta nuclear, un cambio de estación y un fin de semana comiendo y bebiendo no tan lejos de casa... un poco de vida en modo presencia física y sin ese mar de fondo que se había empeñado en instalarse entre nosotros y removernos los momentos de calma.

Ahora navego tranquila por las horas que paso en nuestra casa, por las conversaciones destensadas que acaban en carcajadas cómplices, por mi mente descansada como el Mediterráneo un día de verano y por blogs como el de algún que otro antiguo amigo que se convirtió con los años -seguramente lo fue desde el principio- en un auténtico Hombre Valiente.

La última vez que la Luna estuvo tan cerca como hace unos días fue en marzo de 1993. Qué casualidad, ¿verdad, mi querido náufrago?

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martes, 15 de marzo de 2011

Batallas ganadas

Has ganado tu batalla. Preparaste el terreno y la estrategia, y con un poco de ayuda de la casualidad, te dirigiste con paso firme a la contienda.

Y aunque a los ojos inexpertos la contienda no fue tal, no era esa la que me preocupaba, sino aquella otra que se libró durante semanas en tu mente y tu corazón, esa en la que yo no podía ayudarte.

Pero ya la has ganado, y ahora debemos descansar, porque todavía nos queda algo de camino. Pero eso es la vida, ¿no? Un camino con ciertos riesgos y muchos momentos dulces que hay que saber paladear.

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lunes, 7 de marzo de 2011

Huecos que llenan de sitio

Cada pequeño recuerdo lo tengo cosido a la memoria con un hilo frágil en mi caso, y me imagino la parte trasera de mi mente como una red de pequeñas cuentas, algunas valiosas, otras sin ningún sentido, desordenadas dentro de una organización de la que a veces no logro adivinar los criterios. Hay algunas que me gustaría descoser, aunque entonces yo no sería la misma. Y hay otras que se me perdieron y que lloro cada vez que me quedo mirando el hueco que delata su ausencia en el tejido. Con ellas sí que yo sería la misma, pero con la ventaja de comprender algunas cosas que tendré que dejar pendientes en mi mente y mi corazón el resto de mi vida.

Es un poco como tú y yo. Estamos hechos de huecos pero que nos sirven para ir llenándonos de sitio aunque parezca contradictorio. Nuestra historia también está llena de cosas que faltaron, en algunos casos palabras, en otros tiempo, en otros un poco menos de orgullo... y sin embargo no sé qué pesó más al final, si lo que tuvimos o lo que perdimos. Quizá al final fuera mejor no dejarlo dicho todo.

Solo sé que ahora lo complicado está alrededor, pero entre tú y yo todo es mucho más sencillo. Era cuestión de comprenderlo. Parece fácil, ¿verdad?...

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miércoles, 2 de marzo de 2011

Banderas blancas

No sé de qué forma quererte, tal vez de esa forma que se va adaptando a mis carencias volviéndome egoísta, tal vez de la forma en que nada busco o tal vez de la forma sin forma que ni siquiera puedo aclarar. Recuerdo la música que un día te regalé sabiendo que nunca dejarías de escucharla. Esos discos de vinilos que dan vueltas al pasado remarcando imperfecciones. De eso se trata. De vos y de mí. De los errores que cometimos y nunca reparamos. De la vida que nos conecta sin terminar de ensamblarnos. Me pregunto si todas las historias tienen salida al mar. 
María Eugenia en saltar del tren


No hice bien en callarme, ni tú en estar cómodo. Y aunque parezca que las cosas han cambiado, sé que seguiré perdiendo cada batalla frente a mi frustración por cada batalla que sigas perdiendo tú frente a tu miedo... pero ahora no me queda otro remedio que ondear mi bandera blanca a pesar de sentir el corazón agotado, gris, manchado de ceniza.

No te calles -me dijiste- pero mientras oigo cómo respiras tranquilo en tu lado de la cama no puedo evitar pensar que saldrás corriendo a la velocidad de la luz cuando mis palabras te reboten la imagen que veo de ti. ¿Es un espejo lo que necesitas, lo que quieres? Porque sabes que en esto no puedo hacerte los coros, pero te confieso que no adivino el lugar que guardas para mí en la parte de tu vida en la que no estoy. Quizá yo sea una ingenua... pero entiéndeme, ya no tengo tus palabras para encontrarlo en tu cabeza y tu corazón.

Y sé que no debería esperar, pero lo seguiré haciendo, porque no cambiamos de la noche a la mañana. Y aunque te duela, seguiré teniendo miedo de tu miedo hasta que al fin consigas ganar tu batalla.
 
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