jueves, 5 de diciembre de 2013
domingo, 1 de diciembre de 2013
Dilo en voz alta
Te has equivocado.
Quizá todavía no lo sabes, o no eres consciente. O no quieres serlo.
Son pequeños detalles, como algún horario intempestivo que medio justificas, alguna palabra de difícil encaje que haces que encastre para poder olvidarla, o esa vaga sensación de malestar en la boca del estómago que aparece a veces y que obvias.
Has metido la pata.
Lo malo es que no lo admitirás. Lo entenderás todo encogiéndote de hombros y pintándote una sonrisa cada vez menos sincera. Siempre habrá una explicación que parecerá más o menos convincente. O que te empeñarás en que lo sea. O que al menos servirá para cubrir el expediente, sin darle muchas vueltas.
Sin embargo, ahí está. A la luz del día, en toda su tibieza.
Pero claro, ¿a quién podrías contárselo ahora?
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