martes, 22 de noviembre de 2011

La chica de la ventana

La chica de la ventana by Noemi Mare
Hay tardes en que la verdad llega, incómoda. Y con ella a cuestas vuelvo a casa, veo la tele, leo un libro, hablamos. Está ahí, impregnando el ambiente y las palabras, haciendo todo un poco más denso, más amortiguado. Sin concretarse en un objeto que podría abandonar en cualquier banco y olvidar nada más girar la cabeza. Y hay noches en que imagino que salgo al aire húmedo y quieto a mirar el silencio perfecto de las estrellas. Pero nunca lo hago. Y mientras me doy la vuelta y me acurruco entre las sábanas, me recuerdo a mí misma que el tiempo pone algodones a las esquinas.

La chica de la ventana, a photo by Noemi Mare on Flickr.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Punto y aparte

Hay una cifra. Un número. No es espectacular por su magnitud, ni tiene las increíbles propiedades matemáticas de uno de esos números absolutamente irracionales con nombre de letra griega. Ni siquiera es primo, -los números primos son mi debilidad-.

Pero esa cifra es igual a un "nunca".

Podría elegir creer que todos los "nuncas" tienen su excepción, pero he pensado que mejor me echo a dormir en tus brazos y me pongo a soñar en todos los días que te despertaré con el desayuno preparado y en todas las noches que me prepararás la cena. En todos los viajes, todas las películas, todos los restaurantes, todos los libros, todas las playas, todas las botellas de vino. Todos los paseos tranquilos y todas las carreras por los aeropuertos. Todas las conversaciones y todas las risas cómplices.

Todos los años que tenemos por delante, tú y yo.

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martes, 1 de noviembre de 2011

Declaración

He decidido vivir despreocupadamente. Soltar amarras de uno de los puertos más tristes que he tocado en mi vida y partir porque, además del gris de las nubes, puedo ver otros colores en el horizonte.

He decidido echar la siesta para no perderme un sueño, pasear en lugar de andar, andar en lugar de correr y, sobre todo, volar. También he decidido mudarme a un rincón más soleado de mi mente y dedicarme a observar a los pájaros que se vengan a vivir al interior de mi cabeza en cuanto les construya nidos en lo alto de los árboles. He decidido pisar los charcos en lugar de rodearlos, más que nada porque iré mirando hacia arriba mucho más a menudo. Y también he decidido que no me importa madrugar, ni engordar o adelgazar, ni ir andando... quizá nada esté realmente tan lejos.

He decidido leer menos la prensa y más los libros que me llamen desde la estantería. He decidido también beber algo más de cerveza, siempre en compañía, y no ser una mujer tan de provecho, o sí, si eso consiste en aprovechar los ratos con los buenos amigos.

Y a mi pequeña... he decidido explicarle que nada me pondría más contenta que su llegada, pero que tengo que ser capaz de concebir una vida plena sin su presencia porque ¡qué carga más pesada sería para ella mi propia felicidad!...

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