Si hubiera tenido una hija, le habría buscado un precioso nombre, corto y sonoro como un beso, le habría vestido de todos los colores y al mirarla me habría asombrado de lo perfectas que habrían sido las pequeñas curvas de sus hombros, las diminutas comisuras de sus labios, el color de sus ojos vivos, grandes y redondos como una pregunta.
Si mi hija hubiera nacido, le habría explicado el arcoiris y los copos de nieve. Le habría mostrado el mar, su color y su sabor, las mareas y la Luna, los barcos y los incontables colores posibles que puede lucir la arena de la playa. Le habría enseñado la magia que hay detrás de algunos números y el secreto del vuelo de los pájaros. Le habría contado lo lejos que está esa estrella y lo deprisa que bate las alas un colibrí. Lo estrechamente unidos que están los destinos de algunas flores con el del insecto que las poliniza.
Si mi hija estuviera aquí conmigo le explicaría la relación íntima que existiría entre su cuerpo, su mente y su corazón. Procuraría dejar que a veces se cayera ella sola para luego ayudarle a levantarse, explicándole que eso último es precisamente lo que tiene valor. Alimentaría su curiosidad, le leería libros y le propondría acertijos, y contemplaría regocijada su cara al tratar de resolverlos. Le contaría chistes malos y nos reiríamos las dos con la misma carcajada copiada por los genes.
Si ella pudiera mirarme y hablarme, contemplaría su expresión al contarme sus pensamientos más profundos o sus ideas más disparatadas, y el timbre de su voz en mis oídos me parecería el paraíso.
Pero ella no puede mirarme ni hablarme, ni está aquí conmigo, ni ha nacido, ni yo la tengo para cubrirla con todos los besos que tengo guardados para ella desde hace tanto tiempo, esos besos que no existen y que por eso me queman, se me remueven dentro y se me clavan en las entrañas como siempre ocurre con los besos no dados, que duelen tanto, tanto...
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viernes, 15 de octubre de 2010
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Impresionante.
ResponderEliminarTal vez esté aún por llegar... O sea un niño!! ;))
ResponderEliminarAparca el dolor, es un futuro posible, tú lo elegirás. Y créeme, si la descendencia no es genética no es menos gratificante...
Besos con muchos mimos, que te hacen falta.
Necesitaba decirlo. Sacarlo fuera de mi mente porque estaba haciendo que me doliera el cuerpo.
ResponderEliminarGracias por vuestra compañía.
Besos.
Llegué aquí desde el blog de Care...
ResponderEliminarAsombroso tu texto, ha conseguido hacerme llorar...
Si tuvieras una hija estaría orgullosa de tener una madre como tú, por tu alma y tu forma de sentir...
Si algún día llego a tener una hija, me encantaría ser capaz de poder mostrarla la poesia que guarda el mar, el arcoiris, los copos de nieve...y demostrarla la magia que pueden transmitir las cosas sencillas, y las personas con buen corazón en un simple texto...
Un abrazo desde Cantabria.
Maravilloso!!!!
ResponderEliminarUn beso
Íñigo Alli
Querido Iñigo, lo maravilloso es que tú puedas darle todos esos besos curativos, para ella y para ti.
ResponderEliminarUn beso.
Hace tiempo que quiero enviarte un comentario... al menos para agradecer todo lo que nos aportas.
ResponderEliminarPero no me atrevo.
Observo tu blog tan limpio, puro, ordenado... cada palabra está en su sitio, cada sitio tiene su palabra... que me da miedo mancharlo, como un niño ante un objeto bello y delicado... no me atrevo a tocarlo, pero me cuesta un mundo no hacerlo.
Si encontrase una palabra que no desmereciese, un pensamiento que no desentonase...
Si pudiese hallar la manera de escribirlo con la punta de mis dedos... casi sin rozarlo... para no hacer ruido... para no romper la armonía...
Pero busco dentro de mí y no lo encuentro... hay cosas que no se puede forzar... no puedo pretender ser quien no soy o tener las capacidades que no poseo...
Por eso leeme una sola palabra y después hazme desaparecer... que sea un comentario furtivo... que ni siquiera tú recuerdes si existió...
Ni siquiera voy a pretender ser original... mucho me temo que caería en el ridículo...pero necesito atreverme... limitándome a escribir de forme simple lo que quiero decir:
Gracias
Mi querido Hombre Valiente, me has dejado sin palabras pero me has regalado una sonrisa, una inmensa sonrisa.
ResponderEliminarGracias a ti.
Un abrazo enorme.
Los sentimientos más puros son los que más duelen. Por lo que fueron, por lo que son, por lo que pudieron haber sido o por lo que nunca serán.
ResponderEliminarHas puesto palabras a ser madre. Como hija que soy, quiero animarte a que guardes muy bien esos besos que fluyen en ti y quedan casi suspendidos en el aire... no los dejes escapar. Gracias a esos besos, haces sentir especial en cada palabra, en cada momento imaginado y en cada deseo soñado...
Nunca había sido arrollada por un dolor tan grande... el de perder a mi padre...
Pero le doy las gracias, las gracias por haberme dado forma estos 27 años, por hacerme como soy... no pensaré en esos besos que tenía guardados para mí y que ya no podrá darme... creo que esos besos los voy a empezar a guardar yo, de uno en uno, y los voy a cuidar bien, para el día de mañana...
No los pierdas... que no se te escape ni uno.
Un beso enorme, orquídea
Guárdalos, querida Irulan, y ojalá tú los puedas dar a rienda suelta cuando llegue tu momento.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte y ánimo, preciosa.
Un beso.
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