jueves, 31 de diciembre de 2009

Moleskine

Mi Ángel de la Guarda me viene diciendo hace tiempo que escriba la historia de este año que se acaba hoy en un Moleskine. Que todavía no ha pasado mucho tiempo y podré recordar los detalles, y que eso me servirá para entender el pasado cuando esté viviendo ya en el futuro. Por eso, para Navidades me ha regalado uno.

Creo que lo haré. Una pequeña parte la he ido escribiendo aquí, en esta maceta llena de agujeros en la que he fortalecido mis raíces aéreas, pero falta el comienzo de la historia. Está desperdigada en correos electrónicos, bitácoras no tan anónimas, recuerdos de días soleados y miradas que expresaron tanto que no sé si conseguiré que quepan en unas pocas palabras escritas. Tendré que reunirlo todo y volver a hablar con Jean.

Jean. Ella, que despertó con sus palabras y escribió algunas de las más bellas que he leído después, que sigue viva en algún lugar de este océano de conexiones, aunque estuvo a punto de desaparecer para siempre. No podré olvidar lo que sintió, lo que vivió, pero no quiero que los detalles se vuelvan borrosos. Ya me ocurrió una vez hace muchos años, y por eso es muy importante para mí dejarla a salvo del tiempo.

Escribiré esta historia en el Moleskine, porque Google no debe encontrarla. Y cuando termine, la guardaré en la caja azul donde tengo tus cartas y tus fotos, y las de tantas personas con las que me he encontrado hasta ahora en este viaje alucinante. Ese es mi propósito para el nuevo año.

Feliz 2010 a todos.

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lunes, 28 de diciembre de 2009

Cómplices

Míralos, están ahí,
llueva o nieve en diciembre o en abril.
Los tejados son así.
La ciudad está debajo y también María,
que se desnuda
frente al espejo
y se enamora de su cuerpo.
María, que me saluda
me mira y me manda un beso.

Y sé que no debería de volverme a enamorar,
tendría que tener un poco más de voluntad.
Espiar desde el tejado ya no es cosa de mi edad,
debería de tener más voluntad.

Los tejados son así,
con mil antenas que rasgan el cielo gris.
Hay cuatro gatos junto a mí
mirando hacia abajo y viendo que María
se cambia de ropa,
la miro, es inútil resistir
y veo que me descubre
se ríe, me enamoro de ella.

Y sé que no debería de volverme a enamorar,
tendría que tener un poco más de voluntad.
Espiar desde el tejado ya no es cosa de mi edad,
debería de tener más voluntad.

Oye, invítate a algo,
vale, enseguida bajo.
Sabes como me llamo.
María, te conozco tanto...

Y sé que no debería de volverme a enamorar,
tendría que tener un poco más de voluntad.
Espiar desde el tejado ya no es cosa de mi edad,
debería de tener más voluntad.

jueves, 24 de diciembre de 2009

A todos...


A todos los que venís conmigo en esta larga travesía. A todos a los que busco en este océano de palabras. A todos los que me llegan al corazón con las suyas.

A la extraordinaria Ninfa, a la bella y artista Luna, a la preciosa princesa escondida, a mi querido náufrago, a mi Ángel de la Guarda, a los que se quedaron en mi pasado, pero sobre todo a los que están en mi presente y a los que vivirán en mi futuro.

(Incluso a ti, que has llegado hasta aquí buscando las palabras que ella os envió, y que has navegado incansable por estas páginas una y otra vez. ¿Qué es lo que buscas? ¿Me buscas a mí? ¿La buscas a ella?)

A todos os deseo Feliz Navidad.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Little light of love (The Fifth Element, 1997)

Fue en el verano de 1997, y ocurrieron ambos prácticamente a la vez: el asesinato anunciado y fríamente ejecutado del joven concejal y el encuentro con una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Tengo la banda sonora de esa película asociada para siempre a aquellos Sanfermines, y especialmente esta canción. Con ella quiero desearos a todos Feliz Navidad.



From a little light of love
I was born and in my cry, my cry
Was a little light of love
For the honoring of life
And the pharons of my soul
Is this light of love
Precious little light of love

There's a candle burning on
In the breezy shades of night
I keep up my faith and underset my hope
To call the realm of light
A treasure
Your shiver
In the middle of the shady desert
Brings on a field of light
In a light of love
Fairy light of love

Only one religion
Will lead us to the love we aim for
Over the dark illusions
Of the warring nations

And when the figure leads to power
The destruction glorified higher
And when the war is nearly over
How come the leader's held in highest honors

Would you die
For their lie
The greedy hunting cry

You rely
On your light
Little loving light

A little light as sole religion
Well a little light of love
A little light as soaring freedom
Just a little light of love
A little light as sole religion
Take this little light of love
A little light of love and freedom
Take me
A little light of soul religion
A little light of love and freedom

viernes, 18 de diciembre de 2009

La orquídea blanca como la nieve


Esta mañana estaba nevando de nuevo, como estos días atrás, y al bajar a la calle he decidido que donde mejor estaba el coche era aparcado, así que he ido a trabajar andando. Llevaba tiempo pensando en hacerlo ahora que vivo a una distancia de mi trabajo como para poder prescindir del coche, pero lo malo no es ir por la mañana, sino volver a primera hora de la tarde, así que lo había ido retrasando hasta que hoy mirando al cielo ni me lo he pensado.

Me ha costado media hora larga. Media hora larga en la que tenía que tener un cierto cuidado con la acera resbaladiza pero a la vez en la que intentaba ir a buen ritmo para no llegar muy tarde, pero media hora larga que me ha sabido a gloria. Ni siquiera me ha importado comprobar por enésima vez que los vaqueros son el peor invento para el frío (también para el calor en realidad), porque conforme iba caminando y notaba que las piernas se me quedaban heladas me imaginaba que a esa temperatura cualquier resto de celulitis iba a desaparecer antes de llegar a la oficina. A ésto se le llama pensamiento positivo.

Pero lo mejor es que ese rato ha sido de paz y silencio, justo al revés que con el coche. Iba oyendo únicamente el ruido crujiente de mis pisadas en la nieve recién caída y mi respiración un poco acelerada por ir caminando rápido. Un rato en el que en lugar de ir acatando las normas de tráfico, he elegido con libertad mi ruta. Un rato en el que he podido pensar con tranquilidad cómo les iba a felicitar la Navidad a mis compañeros. En el que he dedicado varios minutos simplemente a apreciar el extraño color dorado pero a la vez frío que refleja la nieve cuando está amaneciendo.

De todos los momentos que he vivido hoy, incluyendo alguno tormentoso, he decidido escribir sobre éste. Éste es el que merece la pena recordar.

Y os preguntaréis cómo he vuelto luego a casa... pues con mi mejor sólo-amigo, que no sólo me ha acercado en coche sino que me ha invitado a un vino blanco y a un pincho de foie a la plancha porque era viernes y porque, como dice el dichoso anuncio, nosotros lo valemos. No está mal, ¿no?.

(En el bar donde nos hemos tomado el aperitivo habían colocado en la barra una preciosa orquídea llena de flores blancas. ¿Existe o no existe la magia?)

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martes, 15 de diciembre de 2009

Cambios


A mi mejor sólo-amigo le quedan unos pocos días para ir a buscar a su hija allá donde se le ha ocurrido nacer. Ya habla de la ropa que le han regalado, de los muebles que todavía le faltan y de cómo será su vida cuando ella ya esté en casa y comiencen a crearse sus nuevas rutinas.

Pero hoy mi Ángel de la Guarda se ha despertado con una noticia horrible e inesperada. Ella también tendrá que cambiar sus rutinas; ya no podrá ir a verla, como casi todas las tardes, para llevarle gelatina de fresa y darle besos mientras la nena juega en los columpios.

Es curioso cómo los cambios en nuestras vidas no se reparten en el tiempo de forma homogénea para que podamos ir haciéndonos a la idea. Se suelen dan por rachas que nos aturden porque parece que todos los frentes se pusieran de acuerdo en abrirse uno detrás de otro sin dar tiempo a cerrar el anterior. Mi vida ha cambiado mucho últimamente, y todavía me falta dar el mayor paso de todos los que he dado hasta ahora, pero este último cambio es el más esperado y deseado. No será inmediato, pero ocurrirá, como dice mi querido náufrago, más pronto que tarde y lo celebraremos por todo lo alto. Lo celebraremos todos juntos.

Y mientras llega ese momento, disfruto contigo de este presente que cambia y que nos cambia...

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miércoles, 9 de diciembre de 2009

Grownups


- "Eh, me preguntaba si habías hecho planes para... ¡caramba! ¿qué le ha pasado a tu apartamento?"
- "¡Lo he llenado de pelotas de goma!"
- "...¡Qué? ¿Por qué?"


- "Porque ya somos adultos, y ahora nos toca a nosotros decidir qué significa eso."

(De xkcd)

Después de la última lluvia

La misma lluvia furiosa que estos días me ha azotado con sus inesperadas y dolorosas ráfagas de viento es la que ha terminado de arrancarme las últimas capas de pensamientos y sensaciones muertas. Así que emerjo de nuevo con la piel del corazón limpia y dejo que el presente y sobre todo el futuro la acaricie, y saboreo todos los momentos posibles, los que tengo ahora y los que me esperan.

Porque he asumido lo que he dejado atrás y me ilusiona lo que tengo delante. Porque ahora todo lo que hay en mi vida es de verdad.

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domingo, 6 de diciembre de 2009

No quiero creerlo


Voy a dejar que este malestar me atraviese y dejando el mínimo residuo se disuelva en los días que dejo atrás.

Mi mente sabe que no merece la pena, pero a mi corazón ese argumento nunca le ha bastado. Y no es que no pueda creerlo, es que no quiero. No quiero creer que fueses capaz, no quiero cambiar lo que recuerdo por lo que tengo ahora ante mis ojos.

No quiero notar este sabor agrio en la garganta ni un minuto más.

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viernes, 4 de diciembre de 2009

Piel

Mientras dormito la siesta en mi cama mi mente se lanza en una carrera no tan loca hacia las sensaciones que tengo grabadas en las yemas de mis dedos, que recorren tu mundo una y otra vez en un tiempo sin reloj y en un espacio limitado a la distancia que separa nuestras miradas. Y es que no me canso de ver cómo te escabulles de mi lado al notar cómo me deslizo por tu espalda hasta que te diluyes en tus propios ojos cerrados, aunque sea justo en ese momento cuando más consciente eres de lo cerca que estoy de ti...

jueves, 3 de diciembre de 2009

De qué me serviría

Todavía no ha pasado el tiempo suficiente para poder excavar en esa parte. El suelo aún está con bastante temperatura como para quemar las plantas de los pies, y ese calor se nota incluso a una cierta distancia. No está claro todavía qué aspecto tendrán las capas que se formen, qué materiales serán pesados y caerán al fondo y qué partículas se evaporarán en la atmósfera cuando alcancen la superficie. Por eso no voy a hacer nada. Esperaré.

Porque no quiero que una ola de ira me inunde y arrase lo que he logrado reconstruir de mí hasta ahora.

Sí, esperaré hasta que la tierra se haya quedado fría y muerta, y entonces seguramente decidiré que no merece la pena excavar ahí.

De qué me serviría...
 
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