Has vuelto a llamar a la puerta, y no puedo cerrártela, pero no quiero pensar que esta sea la vez que vayas a quedarte. Esperaré a que te decidas y aceptaré lo que ocurra, pero no me pidas más.
No puedo darte más.
Y aunque me dé pena, veo algunas cicatrices en mi corazón y todavía recuerdo su dolor. No voy a ofrecerte tejido sano. Tú no tienes la culpa, pero ya no siento la alegría que me producían esos diminutos golpecitos en la puerta cuando los oí en el pasado.
Entiéndelo, tengo que defenderme. Tenemos que defendernos...
No puedo darte más.
Y aunque me dé pena, veo algunas cicatrices en mi corazón y todavía recuerdo su dolor. No voy a ofrecerte tejido sano. Tú no tienes la culpa, pero ya no siento la alegría que me producían esos diminutos golpecitos en la puerta cuando los oí en el pasado.
Entiéndelo, tengo que defenderme. Tenemos que defendernos...