El viento no corre y hace que el aire caliente me envuelva y se me queden las palabras pegajosas, pero ahí estás tú para traerme de vuelta a esta noche, no sin antes enseñarme algunas escenas desde el asiento que ocupaste. Me gusta porque poco a poco los pesos se equilibran y ya no soy la que tuvo la culpa de todo, la que se equivocó y pagó las consecuencias con los trozos de su corazón. Aún así, no me fío de los recuerdos endulzados por el tiempo y con algún que otro ajuste en la trama que quizá nos deje más tranquilos.
Pero soy la única. Esta noche y las que vengan.
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