jueves, 27 de septiembre de 2012

Abuela

- Me encuentro muy sola...
- Pero abuela, ¿cómo puedes sentirte sola? Si todas las tardes viene alguien a verte. Tus hijos, tus nietos... Ayer vino mi hermana con sus hijos, ¿no te acuerdas? 

Estamos sentadas las dos en una mesa camilla, al lado de la ventana. Se le forman lágrimas en los ojos conforme habla y deja que su mirada se pierda por la ventana.

- ¿Sabes? Ahora me acuerdo mucho de mi madre. Fíjate... con la cantidad de años que hace que murió. ¿Tú la conociste?
- Pues no, abuela. Mi madre me contó que me llevó con año y medio a tu casa a verla, pero como ella era ya muy mayor yo me asusté y lloré. 
- Pues no sé por qué me acuerdo de ella. Si estuviera viva, me gustaría ir a visitarla unos días. Sería como ir a un refugio. Porque una madre es como un refugio, ¿no? 

Se gira para mirarme con sus ojos llenos de lágrimas, y se me forma un inmenso nudo en la garganta. No puedo imaginarme su tristeza y su soledad, a pesar de estar rodeada de la familia a la que casi ha olvidado. Sin sus recuerdos es la persona más desvalida del mundo. Su vida se ha reducido a un presente inmediato, medible en unos pocos minutos. Hoy no recordará que ayer estuve con ella toda la tarde. Seguramente no recordará mi nombre, ni quién soy.

- Me he alegrado mucho que hayas venido a estar conmigo. Me hace mucha ilusión que vengan a verme. Qué a gusto hemos estado hablando, ¿verdad? ¿Vendrás otro día?
- Pues claro que sí, abuela. 

imagen

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
Creative Commons License
La vida de una Orquídea by lavidadeunaorquidea.blogspot.com is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.