martes, 20 de septiembre de 2011

Quizá


Hace un año que compramos esta casa. Es una casa preciosa.

Quizá es porque entonces no lo gritaste a los cuatro vientos, aunque entendiera por qué.
Puede que fuera porque todos eligieron su cuarto y yo no guardé, ni siquiera en mi mente, un lugar para poner una cama pequeñita para ella.

Quizá es porque en el fondo soy una romántica empedernida -quién lo diría- y me encantan los cuentos que acaban con los novios casándose, siendo felices y comiendo perdices. Igual que ellos, que se casaron a orillas del Mediterráneo; ella con orquídeas blancas en el pelo y esperando el primer hijo de ambos.
El caso es que hace un año que compramos esta casa. Y han venido a vernos algunos viejos amigos y otros nuevos. Y tu familia y la mía.

Y han venido tus hijos.

Y yo... creo que yo no acabo de encontrar mi lugar. Quizá por eso me siento incapaz de florecer.


La foto es mía

7 comentarios:

  1. Cuando menos intentes encontrar tu lugar, lo encontrarás.

    Simplemente necesitarás escuchar a tu corazón, verás como entonces las suaves hojas de tu orquidea, renacerán bellas y fuertes.

    Escucha a tu corazón, el te dirá a dónde perteneces.

    Sé que sabrás escuchar.

    Un abrazo grande.

    Rebeca.

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  2. Nadie jamás podrá darte tu sitio. Tu sitio te lo das a ti.

    Sé que es sencillo decirlo, pero es así.
    Un beso

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  3. No te olvides de que la vida sigue...

    Y no permitas que el dolor, no te deje conocer el otro lado de la luna.

    Besos
    María

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  4. Será cosa de tu espejo... pero no vemos las mismas cosas.

    Yo ví a una mujer bella, madura, serena... es evidente que ya has florecido y con un especial esplendor; es una lástima que por tener otras cosas en la mente todavía no te hayas dado cuenta...

    Un abrazo.

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  5. Queridas Rebeca y Begoña, a veces es difícil no despistarse cuando lo que pasa en el interior no coincide con lo que ocurre en el exterior.
    Gracias por estar aquí.

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  6. María, en eso estoy, aunque no siempre lo consiga.
    Gracias por tus palabras.

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  7. Ya te dije, mi querido Hombre Valiente, que el auténtico enemigo no está enfrente más que cuando nos miramos en el espejo. Y tienes razón, quizá es que me empeño en fijarme solo en los detalles que me duelen.

    Pero, ¿ves?, luego vienes tú y me dices esas cosas tan bonitas. :)

    Muchísimas gracias, Mariano.
    Un beso.

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