Más allá del olvido
mis recuerdos ya no tienen aquel peso
ni en mis párpados
ni en mis pulmones.
Ahora son ligeros,
inofensivos,
como una pluma suelta
que quizá, si se empeñara
muy en serio
solo podría hacerme cosquillas.
Y reiría.
Qué pequeñas se ven las cosas desde lejos...
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Con el tiempo los malos recuerdos tienden a diluirse y vuelan ligeros como las plumas de tu poema…
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Y es que el tiempo, querida Sneyder, es la mejor y más barata de las medicinas. Muchas gracias por tu abrazo; me lo llevo puesto.
ResponderEliminarUn beso.