Después de dormir y soñar despierta. Después de no dormir a pierna suelta y con la resaca que dan los años y no el alcohol, de luchar contra la marea roja y blanca de tierra adentro que acoge a los náufragos de todas las costas. Después de abrir botellas sin mensaje, pero alegres.
Después de todo eso haré las maletas para ir a tu encuentro, porque el billete ya lo hemos comprado. Y eso que todavía nos falta alguna estación con parada, pero ya se distinguen desde la ventanilla los días azules y tranquilos, las caras sonrientes y las tardes de sol. Los libros, los trucos de magia, las guerras de cojines y a Bob Esponja, que vive en la piña debajo del mar. Sí, me encanta Bob Esponja.
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Si la estación de destino merece la pena, entonces el viaje se hace más llevadero. Que el dios de los caminos te sea propicio, Orquídea.
ResponderEliminarSí. Como en tu caso, la estación de destino merece la pena. Totalmente.
ResponderEliminarMuchas gracias, querido Ismael.