A ver si consigo de una vez llenarme la cabeza de pájaros, cuanto más alborotados, mejor. Supongo que así me pesará menos y los pensamientos se me irán a dar vueltas al cielo. Puede que, con un poco de suerte, hasta alguno emigre.
Para ello, ya he empezado a sacar las cosas que se me han desordenado en la mente y que me ocupan casi todo el sitio -¿recuerdas, Hombre Valiente, que decíamos que la ropa bien doblada ocupa mucho menos que la que está hecha un ovillo?-
y me doy cuenta de que me ha vuelto a pasar: guardo cosas que no me sirven. En cuanto te descuidas, ahí están. Es como intentar conducir un coche con el airbag hinchado, una pesadilla.
Y es que tengo que hacer sitio a los pájaros para que puedan volar.
Cuanto más alto, mejor.
Imagen de Alejandro Arce en flickr.com
Para ello, ya he empezado a sacar las cosas que se me han desordenado en la mente y que me ocupan casi todo el sitio -¿recuerdas, Hombre Valiente, que decíamos que la ropa bien doblada ocupa mucho menos que la que está hecha un ovillo?-
y me doy cuenta de que me ha vuelto a pasar: guardo cosas que no me sirven. En cuanto te descuidas, ahí están. Es como intentar conducir un coche con el airbag hinchado, una pesadilla.
Y es que tengo que hacer sitio a los pájaros para que puedan volar.
Cuanto más alto, mejor.
Imagen de Alejandro Arce en flickr.com
Una tarea complicada: dejar de darle vueltas a las cosas. Si encuentras la fórmula comparte, me vendría bien ;)
ResponderEliminarSaludos
En ello estoy, Begoña. Sospecho que no habrá una fórmula, pero seguramente habrá un entrenamiento para conseguir un enfoque más despreocupado de la vida.
ResponderEliminarSi lo encuentro, descuida, que te avisaré.
Un beso.
Las aves, como cualquier ser vivo, necesitan un entorno acogedor para vivir.
ResponderEliminarDeberás procurar que tu cabeza sea un lugar propicio para anidar, ya sabes, procura arrancar todos los espinos, intenta mantener una temperatura estable y cuida de que el alimento y el agua sean abundantes... no te será difícil dejar que tu rica alma los alimente.
Evita los depredadores naturales: ansiedad, miedos, inseguridades... pueden llegar a diezmar la población de especies voladoras.
Besos.
Esos son muy buenos consejos, querido Hombre Valiente. Te haré caso porque me temo que últimamente he espantado a conciencia a los pocos que se acercaron a explorar los huecos de mi cabeza, así que espero que no hayan decidido no regresar jamás.
ResponderEliminarUn beso.