Ojalá pudiera escribirte como un texto en una hoja de papel, recrearme en las palabras para que contuvieran todas las ganas que tengo de cerrar las puertas, atarte al color blanco del folio con frías frases y arrojarte al fuego para que te convirtieras en lo que realmente me diste: humo, ceniza, nada.
Ojalá pudiera sacarte de mis ojos, quitarte de mis lágrimas, echarte de mis manos. Ojalá pudiera hacer magia para hacerte desaparecer de mis años y mis noches. Ojalá no viera tu imagen en mi espejo, ojalá no recordara tu voz cargada de falsos anhelos, de palabras disfrazadas, vacías porque no había nada tras ellas. Imposibles de encontrar porque nunca tuviste la menor idea de por dónde empezar a buscarlas o porque ni siquiera sentiste la necesidad de hacerlo.
Ojalá, porque no podrás disolverte en el paso del tiempo. Eres como una piedra en el lecho de un río: encajada, incapaz de moverse con la corriente, impermeable y fría... y da igual que el tiempo haya redondeado tus aristas, porque sigues molestando cada vez que tropiezo contigo o intento pisarte para no ocupes más sitio.
Pero ya no estás ni en mi presente ni en mi futuro, y yo no seré más para ti que lo que ya fui.
Y tú ya no serás nada. Nada en absoluto.
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domingo, 30 de enero de 2011
martes, 25 de enero de 2011
¿Y si tuvieras una segunda oportunidad?
"La memoria es una artista extraña, redibuja los colores de la vida, borra lo mediocre y sólo conserva los trazos más hermosos, las curvas más conmovedoras..."
Marc Levy, Las cosas que no nos dijimos.
Tenía pendiente hace mucho tiempo la lectura de ese libro, pero creo que el azar ha elegido para mí el momento perfecto para ello. El azar o ese toque de magia que estoy convencida de que existe detrás de las cosas, que hace que los textos, las imágenes o los libros vengan a nosotros justo en el momento oportuno.
Si lo hubiera leído antes me habría hecho daño, mucho daño. Pero al leerlo ahora me ha emocionado sin herirme. Me he visto en un nuevo espejo, me he reconocido en otras palabras. La protagonista del libro pensaba que era feliz hasta que su vida se puso patas arriba de un día para otro. Se encontró inmersa en la oscuridad, pero dejó de estar ciega. Supo qué había ocurrido en realidad demasiado tarde... ¿o no?
Como dice el autor, demasiado tarde es un concepto que se aplica a las cosas que ya son definitivas.
Y tú y yo siempre hemos sabido que nada es aún definitivo...
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martes, 18 de enero de 2011
Mente vs. Corazón
Déjalo ya. Después de algo más de un año no puedes permitir que esos recuerdos te sigan apuñalando por la espalda cuando te descuidas. No puedes cambiar lo que pasó, lo que te hizo, lo que descubriste. Toda esa crueldad que te sacudió las entrañas hasta dejarte sin respiración...
Pero ya es hora de olvidarlo, es hora de dejar de intentar entenderlo. Es inútil, y lo único que consigues es hacerte daño y hacerlo a tu alrededor, porque te desestabiliza. Pierdes el equilibrio y al intentar agarrarte a algo para no caer arañas a quien tienes cerca.
Nadie se libra de sufrir alguna herida emocional, pero una cosa es dejar que se cure con un poco de tiempo y apoyo y otra muy distinta hurgársela y no dejar que se cierre nunca. Y el dolor que te causas, que nos causas, haciendo esto último es sólo culpa tuya. Por favor, dame un descanso. Vamos a descansar ya los dos...
Tienes razón, sé que tienes razón, pero me rompí. Y todavía no puedo evitarlo, no he podido cerrar esa herida, no hay puntos de sutura porque nunca sabré la verdad. Porque dijo que su corazón era mío, pero siempre guardó su mente detrás del silencio, de ese silencio tan frío, tan vacío de palabras...
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sábado, 15 de enero de 2011
Siempre estoy empezando a conocerte
Pero precisamente porque te conozco
sé que eres como un mar
que no muestras todos los días la misma cara
que tras una tempestad es posible que hayan cambiado los calados en distintas zonas porque un banco de arena submarino se ha desplazado
a veces el oleaje es tranquilo
y a veces solo parece tranquilo, pero hay resaca
porque te conozco sé que hay que mirarte cada día
porque ningún día es igual al anterior
ni siempre eres la misma, aunque estés en el mismo sitio
y a los ojos inexpertos
solo seas... el mar
sé que eres como un mar
que no muestras todos los días la misma cara
que tras una tempestad es posible que hayan cambiado los calados en distintas zonas porque un banco de arena submarino se ha desplazado
a veces el oleaje es tranquilo
y a veces solo parece tranquilo, pero hay resaca
porque te conozco sé que hay que mirarte cada día
porque ningún día es igual al anterior
ni siempre eres la misma, aunque estés en el mismo sitio
y a los ojos inexpertos
solo seas... el mar
jueves, 13 de enero de 2011
Niebla
Hay tardes calladas en las que nado en mi mar silencioso, sin prisas, sin evitar las corrientes. Hay horas en las que me caen gotas de noche oscura y me empapan el pelo de tristeza.
Tengo miedo de que el miedo me robe la ilusión. Quiero esa certeza y no la tengo.
Quiero que desaparezca la niebla.
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Tengo miedo de que el miedo me robe la ilusión. Quiero esa certeza y no la tengo.
Quiero que desaparezca la niebla.
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martes, 11 de enero de 2011
Tarde de enero
Pienso.
Como suelo hacerlo desde que desperté, ya sabes, mezclando razón y recuerdos. Pasado y futuro. Flores y espinas.
Te pienso. Y recuerdo cuando cada minuto contaba, cuando no teníamos un beso que llevarnos a la boca. Cuando ir al cine juntos habría sido impensable, qué cosas...
Ya estamos en casa, pero no acabamos de llegar. Hay una leve rutina en el aire, un aroma tranquilo de días que pasan sin tener que descubrir lo nuevo de las horas. Hay otras preocupaciones.
Y estoy alegre y triste a un tiempo. Alegre, porque estás aquí conmigo, mi querido náufrago. Y triste, porque veo el peso de mis palabras en tus ojos. Porque siento el peso de esa carga que es solo mía también en tus hombros.
Es invierno, quizá sea eso. Ya sabes que el invierno a veces me hace llorar.
Suave y sutil. Algo triste. Preciosa. Como tú ;)
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Como suelo hacerlo desde que desperté, ya sabes, mezclando razón y recuerdos. Pasado y futuro. Flores y espinas.
Te pienso. Y recuerdo cuando cada minuto contaba, cuando no teníamos un beso que llevarnos a la boca. Cuando ir al cine juntos habría sido impensable, qué cosas...
Ya estamos en casa, pero no acabamos de llegar. Hay una leve rutina en el aire, un aroma tranquilo de días que pasan sin tener que descubrir lo nuevo de las horas. Hay otras preocupaciones.
Y estoy alegre y triste a un tiempo. Alegre, porque estás aquí conmigo, mi querido náufrago. Y triste, porque veo el peso de mis palabras en tus ojos. Porque siento el peso de esa carga que es solo mía también en tus hombros.
Es invierno, quizá sea eso. Ya sabes que el invierno a veces me hace llorar.
Suave y sutil. Algo triste. Preciosa. Como tú ;)
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domingo, 9 de enero de 2011
Mucho debes de quererme
Mucho debes de quererme para estar dispuesto a algo así.
A jugártela otra vez a esa misma carta.
Hay días como hoy en los que me despierto entre recuerdos de conversaciones dichas hace años. O palabras que no llegaron a pronunciarse. Me sitúo en algún rincón del pasado y pienso en futuros que no ocurrieron, antiguos e inútiles. Y me devano los sesos intentando desentrañar cuál fue el momento, en qué gesto o en qué palabra, qué frase sobró o qué mirada faltó, y no la encuentro. No sé cuál fue el momento. Quizá no fuera un momento, quizá lo que nos faltó entonces fueron todos estos años. Y todo este dolor.
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A jugártela otra vez a esa misma carta.
Hay días como hoy en los que me despierto entre recuerdos de conversaciones dichas hace años. O palabras que no llegaron a pronunciarse. Me sitúo en algún rincón del pasado y pienso en futuros que no ocurrieron, antiguos e inútiles. Y me devano los sesos intentando desentrañar cuál fue el momento, en qué gesto o en qué palabra, qué frase sobró o qué mirada faltó, y no la encuentro. No sé cuál fue el momento. Quizá no fuera un momento, quizá lo que nos faltó entonces fueron todos estos años. Y todo este dolor.
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