Mucho debes de quererme para estar dispuesto a algo así.
A jugártela otra vez a esa misma carta.
Hay días como hoy en los que me despierto entre recuerdos de conversaciones dichas hace años. O palabras que no llegaron a pronunciarse. Me sitúo en algún rincón del pasado y pienso en futuros que no ocurrieron, antiguos e inútiles. Y me devano los sesos intentando desentrañar cuál fue el momento, en qué gesto o en qué palabra, qué frase sobró o qué mirada faltó, y no la encuentro. No sé cuál fue el momento. Quizá no fuera un momento, quizá lo que nos faltó entonces fueron todos estos años. Y todo este dolor.
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domingo, 9 de enero de 2011
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