De cómo la noche de un miércoles cualquiera se convierte en un momento perfecto, no para hundirse en el sofá delante de la tele, sino para salir y descubrir un nuevo restaurante, sentarnos frente a frente a comer pasta fresca, beber un rosado fresquito y discutir, discutir y seguir discutiendo para acabar no estando de acuerdo. Y es que discutir es una de las cosas que más me gusta hacer contigo.
Para los despistados -espero que no haya ninguno- hablo de discutir, no de reñir. Para reñir casi no hace falta utilizar el cerebro. Para discutir hace falta casi entero. Eso, y mirarse a los ojos.
El Canari (2009), a photo by encantadisimo on Flickr.Para los despistados -espero que no haya ninguno- hablo de discutir, no de reñir. Para reñir casi no hace falta utilizar el cerebro. Para discutir hace falta casi entero. Eso, y mirarse a los ojos.
De lo que tú hablas es hasta estimulante. También yo soy de largos "intercambios de impresiones". Pero lo que acabo de tener es una riña de las de tirar a matar. Buf!!! Hay palabras que son como balas, directas a las entrañas
ResponderEliminarLo siento mucho, nena. Espero que la tormenta haya pasado.
ResponderEliminarComo diría mi querida Luna, que hace ya tiempo que dejó de asomarse por aquí, a veces las palabras son como abejas, que pican y después mueren, y ahí se quedan, amontonadas en el suelo, vacías.
Un beso, camarada.