Hace poco aprendí de alguien muy interesante que las personas que no creemos en el más allá debemos buscar nuestros momentos de eternidad en esta vida, sin perder tiempo. Esos momentos únicos, asombrosos, en los que parece que nos conectáramos con el Universo entero. El momento en el que entendemos algo complicado y se hace la luz en nuestra mente o el momento en el que nos inunda la belleza de una imagen o una forma, o de unas palabras que nos acarician por dentro. El momento en el que nos vemos reflejados en los ojos de quien tenemos enfrente.
No quiero vivir en un mundo en el que en lugar de buscar incansablemente la verdad, ésta esté dada y sea inmutable, y la moral se rija por un antiguo libro lleno de violencia. Donde lo diverso no tenga hueco, donde la razón desaparezca en la frase "Eso es un misterio".
Donde las personas actúen en contra de su propia felicidad para alcanzar la salvación. Pero salvarse... ¿de qué?
Imagen propia
De una Iglesia arcaica que lleva siglos manipulando un mensaje que, al margen de creer o no Dios, es válido y valioso: el crístico.
ResponderEliminarYo, por desgracia, he perdido también la fe. Me gustaría recuperarla, la vida es más fácil, pero mi fe siempre partió de hacer y que te hagan mejor la existencia. Ya sin creer gran cosa, sigo practicándolo. Por egoísmo, me siento bien, y porque, independientemente de queh exista más allá o más acá, aquí ya hay un buen pedazo de purgatorio.
Besos agnósticos...
Creo que deberíamos tener un comportamiento ético y respetuoso con los demás, pero no por la religión. No porque lo diga un "padre" todopoderoso que nos "castigue" si no nos portamos como él dice, si no seguimos sus "normas morales". O al menos que lo haga así sólo el que crea en él.
ResponderEliminarPero los demás deberíamos ser capaces de superar ese planteamiento con la madurez de un acuerdo entre iguales, unas normas de juego establecidas de forma civil entre todos.
¡Ah! y muchos besos para celebrar el regreso de la bella Ninfa.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, preciosa.