lunes, 25 de octubre de 2010

Revuelto, revoltijo, r-evolución.

Se me revuelven los sentimientos con palabras que lanzo como dardos envenenados, pero no porque yo quiera, sino porque se emponzoñan las unas de los otros aunque no sirva de nada porque no lleguen a empaparte.

Se me revuelven las palabras con los sentimientos que traigo desde tan lejos, y que me pesan tanto.

Me revuelvo y me ves revuelta, pero eso es lo que soy. Un mar turquesa en el que en la superficie casi siempre reina la calma pero con un fondo lleno de corrientes frías y calientes que chocan entre sí y bancos de arenas que parecen movedizas. Lleno de preciosos arrecifes coralinos y de algún que otro tiburón hambriento. Un mar de bruscos cambios barométricos pero de cálidas aguas en las que nadie muere de hipotermia.

Pero qué te voy a contar que no sepas ya...

2 comentarios:

  1. Es un placer leerte siempre. Todas tus letras dan que pensar y arropan el alma.
    Saludos

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  2. Muchas gracias, Begoña. Es muy agradable saber de vez en cuando que estáis ahí.

    Besos.

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