Pero me gusta que ocurran esas pequeñas coincidencias que por un momento parecen mágicas, podría decirse que colocadas ahí casi de forma trivial, sólo para arrancarnos una sonrisa.
Y me encanta que un pequeño aleteo de mariposa (en nuestro caso, más bien una libélula, ¿no crees?) ocurrido un día tan lejano, algo tan aparentemente sencillo como un click con el ratón, se haya convertido con el tiempo en un huracán semejante...
Sí, a ratos río y a ratos lloro. Incluso algunas veces me enfado o me pongo triste. Pero soy feliz. Soy feliz, mi querido náufrago.
Que la magia te acompañe siempre, querida orquídea. La magia de las palabras, de las miradas, de las caricias, del corazón.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, y continúo siguiendo los pasos de Ismael.
ResponderEliminarLa magia de la luz de la luna, del sentir, del soñar, del imaginar...
Un beso mágico
María
Esos detalles son los que marcan la diferencia. Me gustan tus palabras, la forma en que las ubicas para que se conviertan en magia.
ResponderEliminarun abrazo
A todos, muchísimas gracias.
ResponderEliminarA Ismael, por su compañia en este viaje y por dejarse acompañar en el suyo.
A María, por tener siempre preparadas unas palabras de ánimo y cariño que se sienten como un abrazo.
Y a Eugenia, por regalarnos las suyas, que cada vez consiguen acariciarnos la piel del corazón.
Un beso a los tres.
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