martes, 26 de enero de 2010

Querida desconocida

Sólo sé de ti por un seudónimo y unas breves frases de no más de 140 caracteres dirigidas a un vecindario variopinto, pero de alguna manera tus palabras y lo que expresan me han resultado cercanas. La sensación tan intensa de malestar que el cuerpo interpreta como de dolor, el sabor agrio en la garganta, el no reconocerse en el espejo, el no poder pensar en el futuro. Sí, todo eso me es familiar.

Recuerdo que los que me quieren me intentaban animar diciéndome que no me preocupara, que saldría del pozo, que en poco tiempo estaría bien. Pero yo les explicaba que esto es como una herida enorme en alguna parte del cuerpo: al principio sólo puedes pensar en lo que duele y en lo que sangra, y sí, luego llega el día en que deja de sangrar, se va cerrando poco a poco con nuevos tejidos y al final queda la cicatriz, porque las cosas nunca vuelven a ser iguales. Por eso, al principio no sirve de mucho que te digan que la herida por muy fea que parezca con el tiempo se curará, que la cicatriz no duele, porque aunque tengan razón lo único que quieres es que pare la hemorragia y que no duela tanto ahora, pero para eso no existen analgésicos eficaces. El tiempo es la medicina más barata y más efectiva para ello, pero ¡ay! qué despacio pasa. A veces es realmente desesperante.

Así que escribo estas líneas pensando en ti, querida desconocida. Y aún sabiendo que no supondrán un gran consuelo, quiero pedirte que dejes que el dolor se disuelva poco a poco en los días que vengan y que te cuides mucho, que llegará la primavera con su luz y su suave temperatura, pero que mientras tanto quizá puedas encontrar el calor en este extraño presente en los abrazos de los buenos amigos y en el cariño contenido en los pequeños mensajes de amor de no más de 140 caracteres que llevan tu nombre.

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4 comentarios:

  1. ...quizá puedes encontrar el calor en este extraño presente en los abrazos de los buenos amigos y en el cariño contenido en los pequeños mensajes de amor de no más de 140 caracteres que llevan tu nombre...

    Es difícil entender fuera de aquí, que desde una fría pantalla puedas recibir tanto calor, un bálsamo que alivia tanto la herida. Gracias de verdad, Orquidea

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  2. Estoy muy contenta de haber podido hacer que te sintieras un poco mejor, querida Amaia.

    Un beso enorme.

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  3. En ese estado de permanente desangramiento parezco estar yo como en mi salsa. El dolor es tan profundo que nada ni nadie puede sacarte de ahí y, aunque supuestamente el tiempo cura, las heridas del alma se quedan, te marcan, te condicionan. Los consejos tradicionales no hacen más que incrementar mi duelo, no quiero sentirme culpable por sentir, no quiero sufrir y no dejo al corazón limpiarse ni aliviarse.

    Las pruebas de dolor van sumando y sumando... Y llega un momento que hasta el aire es dolor... Creo que le llaman ansiedad.

    Como diría el célebre Alejandro... Que el dolor cuando es por dentro, es más fuerte... No se alivia con decírselo a la gente...

    Un beso Orquídea

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  4. Oh, Ninfa...

    No voy a darte consejos, porque no hay nada que yo pueda decirte que no sepas ya, sólo quiero que a través de estas palabras te llegue un abrazo tan fuerte que aguante hasta que pueda ir a verte y te dé uno de verdad.

    Mi Ninfa querida... lo siento muchísimo.
    Un beso enorme.

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