Puedo notarlo. Es sutil pero a la vez debe ser evidente, porque hay quien no conociendo nuestra historia me lo dice.
Brillo.
No sabría describir con precisión el proceso químico que hace que tus palabras o tus gestos catalicen la reacción que me provoca ese estar de otro modo más vivo. Que emita esa radiación que los demás son capaces de apreciar aunque todavía no le puedan dar nombre. Que me mire al espejo y me sienta tan yo misma, que después de haber llegado a no reconocer mi propia imagen es algo tan valioso como inexplicable para quien no haya pasado por ello.
Así que he llegado a la conclusión de que, además de un buen coleccionista de ojos, eres mi perfecto alquimista.
Me has convertido en oro.
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jueves, 3 de junio de 2010
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No, reina, nadie te convierte en oro si tú no lo eres... Sólo te descubres y quiere, parafraseando a Salinas, "De ti, tu mejor Tú".
ResponderEliminarÉse brillo es tuyo pero él ha sabido descubrirte y despojarte de las sombras. Así que no le sueltes.... :)
Un beso, Dama de Oro
A mi también hay alguien que sólo con su mirada me convierte en oro, me hace sentir bien, me hace estar alegre y sereno.
ResponderEliminarSu mirada es mi casa. Es el hogar perdido.
El deseo agita el oceano de mi alma.
Y las olas baten una y otra vez.
Sí, despojarme de las sombras, eso tiene mucho sentido para mí.
ResponderEliminarUn beso, bella Ninfa.
Querido Anónimo,
ResponderEliminarPreciosas palabras, y afortunado tú y tu álter ego. Esa que describes es la casa, el hogar que en definitiva todos buscamos.
Bienvenido.
Un beso.
Que bello sentirse oro! creo que lo importante no es el alquimista, sino el catalizador: el amor.
ResponderEliminarpero, ¡qué bonito!
ResponderEliminarlove is in the airrrrrr....
Besos
Querida Psique, el amor es importante, pero hay maneras y maneras de amar. Y en el pasado fui amada pero no así. Por eso ahora siento la diferencia.
ResponderEliminarUn beso.
¡Querida Irulan! Cuánto tiempo... me alegro de que te haya gustado. Un beso.