lunes, 11 de abril de 2011

Días de fiesta

Ya entramos en la estación en la que en esta ciudad chiquitilla y norteña no se sabe si va a amanecer un día frío, ya es primavera o el verano se adelanta a sus fechas un poco despistado, pero el aire ya lo delata. Ya hemos dejado atrás el invierno.

Huele a la hierba que ha vuelto a crecer, a las flores que brotan como locas de un día para otro, a los primeros rayos de Sol, pero no de ese Sol tibio de invierno, sino a ese que calienta de verdad y que incluso hace buscar la sombra a la gente que se toma las primeras cervezas en las terrazas de las plazas que hace unas semanas estaban casi desiertas y en las que ahora no cabe un alfiler, llenas de padres sin abrigos, de niños jugando y gritando y de abuelos sentados en bancos dejando pasar las horas.

Huele a reencuentros con viejos amigos, a encuentros con nuevas personas que abarrotan un presente al que saco chispas y también huele a futuras bienvenidas. Porque voy a hacer lo que me dijiste, vieja amiga, voy a dedicar unos íntimos minutos todos los días a hacerle saber que será bienvenida.

(Sospecho por qué me lo propusiste: porque era justo lo que necesitaba oír para poder terminar de curar mi herida... Aunque solo haya hablado contigo una vez en dieciocho años, de algún modo voy a echarte de menos.)

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4 comentarios:

  1. Hay que dejar de cargar el ayer para saludar al ahora. Un ahora en el que todo lo que se quiera pueda ser, porque se quiere que sea.
    Saludos

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  2. Es lo que tiene el norte...ahora lloviendo, ahora un sol que arde y quema la piel...
    En mi otra ciudad del norte, ahora, cae una lluvia fina preciosa...

    Cuando conseguimos aparcar el pasado, y ver lo que tenemos en el presente, es inevitable disfrutar!!Hay muchas cosas que nos están esperando, sólo tenemos que saber mirar...

    Adelante Querida Orquidea, vive y exprime todo aquello que te está esperando!!

    Y regala a las futuras bienvenidas, una amplia sonrisa!!

    Un abrazo,

    Rebeca.

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  3. Huele a puerto, al salitre que ya no asusta porque se quedó ahí, petrificado. La sal parece que la dejaste en un triángulo de Las Bermudas. Yo también brindaré al aire por esa primavera recuperada

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  4. Queridas Begoña y Rebeca, ahora disfruto del presente y no puedo evitar echar algún vistazo al futuro, pero no habría podido hacer eso sin haber dejado el pasado atrás conscientemente, sin huir de él para que no me persiguiera.

    Y es verdad, la sal la dejé allí, bella Marieta. Una buena descripción :)

    Besos y gracias por vuestras palabras.

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