viernes, 6 de noviembre de 2009
Lluevo
A pesar de que ha pasado ya algún tiempo desde que mi mente y mi corazón salieron del coma, de vez en cuando alguno de los dos necesita una cura de primeros auxilios. Son pequeñas punzadas que me recuerdan que todavía no he tomado la dosis suficiente de la medicina más barata y efectiva que existe para estos casos: el tiempo.
Eso me recordaba hoy mi mejor sólo-amigo, que estos días brilla de alegría pensando en la nueva vida que le espera, que tanto ha esperado él. "No te fijes fechas, no pienses que en Navidad o en Semana Santa o en el verano estarás mejor, éstate mejor ahora. Disfruta de cada rato, saca chispas a cada momento...".
Y es verdad. Cada buen momento me cura. Cada cosa que hago, que hacemos, aunque nos sepa a poco o a provisional es como una gota de bálsamo. Cada caña, cada paseo, cada conversación, cada copa de vino, cada película... me recuerdan que el futuro llegará, pero que mientras tanto podemos intentar vivir este extraño presente con un poco de gracia.
(Pero deja que tenga un momento agridulce y que te diga que hay ratos como éste en el que daría cualquier cosa por que me preparases una taza de café...)
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También hay momentos en los que daría cualquier cosa por prepararla. Lo sabes bien.
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