jueves, 19 de noviembre de 2009
A salvo del tiempo
Si me preguntasen, diría que hay muy pocas cosas que estén a salvo del tiempo. Tú seguramente contestarías que tus adoradas matemáticas. Yo podría decir que quizá unas viejas cartas y fotos en una caja azul. Leerlas o ver a las personas retratadas en ellas es como penetrar en una burbuja de presente, en una cápsula del tiempo, pero ni siquiera eso es cierto porque los ojos que las leen o miran ahora ya no son los mismos que los que las leyeron el día que llegaron en el correo postal o los que encuadraron la escena a través del visor de la cámara con carrete de 12 fotos a color.
Miro hacia atrás y no me apenan los años que han pasado. Como tú, he sido feliz, he hecho muchas cosas, he dejado de hacer otras, soy quien soy hoy en gran medida por lo que he vivido hasta ahora, pero tengo la sensación de que me dejé por el camino algunas cosas que formaban parte de mí de manera tan esencial que tuve que mirarme al espejo y ver mi reflejo para recordarlo.
Y ahí están, y tú sin pretenderlo me lo muestras delante de un plato de exquisito pescado o en una curiosa discusión sobre gatos encerrados en cajas que no están ni vivos ni muertos. Ese es el truco de magia que te sale tan bien conmigo: haces que ya no necesite ningún espejo.
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Lo fugaz a veces se transforma en eterno. Como el Big Bang, un solo instante origen de todo. Como esa tarde de la niñez que según Paul Bowles fue tan importante que no puedes imaginar tu vida sin ella. Una explosión de ira que rompe una vida. Una locura de verano que engendra otra. Ese momento en el que de repente algo es revelado a tu mente. Ese momento en el que por primera vez comprendiste algo. El instante en el que Raskolnikov pasa a convertirse en un asesino. El momento en el que la mujer encinta se convierte en madre.
ResponderEliminarSí... son momentos fugaces, pero su presencia y su recuerdo nos marcan de tal manera, nos cambian la esencia de forma tan poderosa, que son lo más parecido a la eternidad que podemos experimentar.
No es magia. Sólamente me he tomado el tiempo necesario para conocerte bien.
Curioso es tu amigo y sin duda tu también para mantener conversaciones así que se conviertan en este tipo de reflexiones. Yo como aun es muy pronto, aunque me quede nada para el cuarto de siglo estoy intentando exprimirme como un limón y no dejar nada de nada por el camino. Yo creo que al final, todos lo hacemos. Solo hay una vida!
ResponderEliminarExprímete como a un limón y no te dejes nada, sobre todo lo esencial de tí. Es mucho peor arrepentirse de lo que no se ha hecho que de lo que se intentó, aunque el resultado no fuese el esperado.
ResponderEliminarA tí te saldrá bien, estoy segura ;)
Un beso.