Tomar decisiones puede resultar una de las tareas más duras a lo largo de la existencia, y cuando es de tal calado que supone un cambio de vida, es importante que el propio proceso de tomar esa decisión esté bien hecho. Una cosa es que una decisión tenga consecuencias imprevistas o que llevarla adelante sea más o menos duro, y otra muy distinta es que la propia decisión esté bien o mal tomada. No se puede tomar una decisión en un arrebato, o sin contar con toda la información o la serenidad necesaria. De una decisión así uno se suele arrepentir, lo que hace todo mucho más doloroso y complicado.
El problema es que para tomar una buena decisión no sólo hay que sentir, hay que reflexionar mucho, y el estado de ánimo en el que se está no ayuda precisamente a pensar con claridad. Pero es necesario. Es necesario elaborar dolorosas listas de cosas a las que se renuncia, frente a cosas que se ganarán con el tiempo. No sólo dejaremos atrás lo malo, también tendremos que despedirnos de lo bueno. Y eso duele, duele muchísimo.
Así que más vale tener claros los motivos por los que decidimos un camino u otro, porque una vez emprendido éste volvemos a pensar sobre la decisión aunque no queramos, y es posible que la mente o el corazón nos jueguen malas pasadas.
Sé que tomas así tus decisiones. Sé que las meditas mucho. He vivido en directo la toma de algunas de tus decisiones. De algunas hace ya veinte años. Otras han sido más recientes. Y sí... es verdad que nunca has mirado atrás. Eso no quiere decir que no vayas a caminar en círculos y volver sobre tus pasos, pero no miras atrás.
ResponderEliminarYo sin embargo soy mucho más indeciso. Al final dejo mis decisiones a impulsos del último momento, a corazonadas, como quien salta a una piscina de agua helada. Y así me va, claro... esclavo de mis propias pasiones.
Esta vez tengo que hacer las cosas mejor... pero no sé si podré. Duele todo tanto... que a veces desearía que la vida decidiese por mí.
Ayer tomé una decisión y cuandodoy mi palabra, tengo que ser consecuente. No me gusta decidir. Lo hice. Espero que me salga bien la jugada, es algo trivial, decidí si cambiaba de coche o no y lo voy a hacer.
ResponderEliminarDecisiones en las que implicas a terceros es más difícil y es humano replantearse si hicimos lo correcto. Es la putada de pensar demasiado a veces.
Ýo soy más como Kinkaid, valoro, pido consejo, pero la última palabra la tengo yo. También es cierto que depende del tino de los consejeros así te ayudan a ver o no las cosas con mayor claridad y perspectiva.
Odio tener que decidir pero la vida son caminos y depende del que tomemos así vamos escribiendo nuestro librito.
Besos decididos.
A mí tampoco me gusta tener que decidir, pero se llega a un punto en el que no queda otro remedio. Y, como dices, Ther, es humano replantearse si la decisión fue la correcta. Pero la mente a veces recuerda sólo lo bueno de la opción que dejamos atrás, y minimiza o atenúa lo malo, y hay que ver toda la opción que no elegimos en su conjunto.
ResponderEliminarNo creo que haya que estar toda la vida dando vueltas a las decisiones tomadas. Creo que lo mejor es pensarlas antes, y luego una vez que se toman, seguir adelante con ellas con valentía.
Un beso.
Gracias por tu sonrisa orquidea!
ResponderEliminarSupongo que al fin y al cabo, lo que importa es tomar una decisión para tener oportunidad de acertar, equivocarnos y en definitiva de vivir...
mua!
Hace muchos años que aprendí algo muy importante: hay que ser consecuente con lo que se decide y no arrepentirse jamás, salga como salga.
ResponderEliminarYo esto lo llevo a misa y, por eso, nunca hago valoraciones de las cosas buenas a las que renuncié. No renuncias, eliges, decides y eso tiene un coste pero también una recompensa.
Aprendí a no arrepentirme y a no mirar atrás. Necesitas el impulso final, necesitas dejar de valorar tu situación, de analizar. Simplemente necesitas salir y empezar de nuevo.
La vida te da una segunda oportunidad. Aprovéchala y no te lamentes de lo que dejas. Dejas pasado y el pasado no existe.
Un beso
Has dado en el clavo, Ninfa. En realidad, se decide y lo que se obtiene es lo bueno, la recompensa de esa opción.
ResponderEliminarLos que me conocen saben que medito mis decisiones, precisamente para no mirar atrás después.
Y tienes razón, a partir de ahora tengo que pensar menos y disfrutar más.
Un beso.
Y a Luna, gracias por tus palabras, las que me dejas aquí y las de tu blog, que es realmente asombroso. Un beso.