Cada vez duran menos. Cada vez el malestar desaparece antes. Los días de tranquilidad ya predominan.
Incluso hay momentos en los que, como dice mi querido náufrago, sale el sol. Un sol todavía huidizo que nos calienta en estos días tristes y que nos devuelve por un momento nuestros verdaderos colores antes de que los nubarrones grises vuelvan a difuminarlos y a quitarnos el brillo de la mirada.
Pero el tiempo, como el viento, los arrastrará lejos de nosotros, trayendo en su lugar días azules de risas, juegos, complicidad, conversaciones eternas, caricias sin prisas y palabras libres, sin censura.
Incluso hay momentos en los que, como dice mi querido náufrago, sale el sol. Un sol todavía huidizo que nos calienta en estos días tristes y que nos devuelve por un momento nuestros verdaderos colores antes de que los nubarrones grises vuelvan a difuminarlos y a quitarnos el brillo de la mirada.
Pero el tiempo, como el viento, los arrastrará lejos de nosotros, trayendo en su lugar días azules de risas, juegos, complicidad, conversaciones eternas, caricias sin prisas y palabras libres, sin censura.
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