Mi Ángel de la Guarda me viene diciendo hace tiempo que escriba la historia de este año que se acaba hoy en un Moleskine. Que todavía no ha pasado mucho tiempo y podré recordar los detalles, y que eso me servirá para entender el pasado cuando esté viviendo ya en el futuro. Por eso, para Navidades me ha regalado uno.
Creo que lo haré. Una pequeña parte la he ido escribiendo aquí, en esta maceta llena de agujeros en la que he fortalecido mis raíces aéreas, pero falta el comienzo de la historia. Está desperdigada en correos electrónicos, bitácoras no tan anónimas, recuerdos de días soleados y miradas que expresaron tanto que no sé si conseguiré que quepan en unas pocas palabras escritas. Tendré que reunirlo todo y volver a hablar con Jean.
Jean. Ella, que despertó con sus palabras y escribió algunas de las más bellas que he leído después, que sigue viva en algún lugar de este océano de conexiones, aunque estuvo a punto de desaparecer para siempre. No podré olvidar lo que sintió, lo que vivió, pero no quiero que los detalles se vuelvan borrosos. Ya me ocurrió una vez hace muchos años, y por eso es muy importante para mí dejarla a salvo del tiempo.
Escribiré esta historia en el Moleskine, porque Google no debe encontrarla. Y cuando termine, la guardaré en la caja azul donde tengo tus cartas y tus fotos, y las de tantas personas con las que me he encontrado hasta ahora en este viaje alucinante. Ese es mi propósito para el nuevo año.
Feliz 2010 a todos.
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jueves, 31 de diciembre de 2009
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