martes, 15 de diciembre de 2009

Cambios


A mi mejor sólo-amigo le quedan unos pocos días para ir a buscar a su hija allá donde se le ha ocurrido nacer. Ya habla de la ropa que le han regalado, de los muebles que todavía le faltan y de cómo será su vida cuando ella ya esté en casa y comiencen a crearse sus nuevas rutinas.

Pero hoy mi Ángel de la Guarda se ha despertado con una noticia horrible e inesperada. Ella también tendrá que cambiar sus rutinas; ya no podrá ir a verla, como casi todas las tardes, para llevarle gelatina de fresa y darle besos mientras la nena juega en los columpios.

Es curioso cómo los cambios en nuestras vidas no se reparten en el tiempo de forma homogénea para que podamos ir haciéndonos a la idea. Se suelen dan por rachas que nos aturden porque parece que todos los frentes se pusieran de acuerdo en abrirse uno detrás de otro sin dar tiempo a cerrar el anterior. Mi vida ha cambiado mucho últimamente, y todavía me falta dar el mayor paso de todos los que he dado hasta ahora, pero este último cambio es el más esperado y deseado. No será inmediato, pero ocurrirá, como dice mi querido náufrago, más pronto que tarde y lo celebraremos por todo lo alto. Lo celebraremos todos juntos.

Y mientras llega ese momento, disfruto contigo de este presente que cambia y que nos cambia...

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