domingo, 28 de febrero de 2010

Arwen y la distancia

Decía esta mañana la bella y adorable Arwen Undómiel que su casa le parecía vacía a pesar de estar habitada por otras cuatro personas, y que pensaba que todo el tiempo que no le estaba abrazando era tiempo perdido. Y es verdad, esa es la sensación, de tiempo perdido, es una bonita manera de expresarla.

Para la dulce Arwen la distancia se mide en kilómetros, tantos que depende en qué momento de la vida son demasiados. Yo le he contado que mi distancia no es física, sino temporal, y ella acertadamente me ha contestado que esa distancia es problemática, que no se puede avanzar ni retroceder en el tiempo. Avanzamos hacia el futuro a una velocidad de un día por día, ni más ni menos, y eso es así de forma definitiva. Da igual la prisa que tengas o que quieras que el tiempo no pase, esa es su velocidad uniforme.

La distancia puede medirse en kilómetros o años, pero en realidad nuestra percepción sobre ella es muy cambiante, exactamente igual que con el tiempo. Mi distancia se ha estirado y se ha encogido mientras la he ido recorriendo hasta llegar a donde estoy; ha habido momentos en los que el tiempo parecía de piedra y otros en los que casi no me he dado cuenta de su paso.

Así que no son las distancias físicas o temporales las que deben preocuparnos, querida Arwen, sino las distancias insalvables. Y dentro de estas últimas, las que nos buscamos nosotros mismos a nuestros propios deseos y sueños. Esas son las que más dificultad aparentan y, por ello, las que debemos cuestionarnos siempre.

Imagen: Earthrise at Chrismas

sábado, 27 de febrero de 2010

Viento Sur

Salgo a la calle a que la ciclogénesis explosiva me alborote el pelo recién lavado, que no se me mete en la boca porque voy en silencio ni en los ojos porque llevo unas gafas claras. Así, cada mechón puede ir a su aire, ponérseme en la cara o retirarse hacia atrás, según la ráfaga que sopla y el punto cardinal pero aleatorio hacia el que camine en cada momento.

Me cruzo con una señora que lleva un perro salchicha que le ocurre con esas orejas que parecen sábanas lo mismo que a mí con el pelo, le bailan y ondulan cada una a su aire. Y al perro le pasa lo mismo (risas).

Paso por delante de una tienda de fotografía que luce en su fachada un antiguo cartel de neon apagado que reza: "Rollos en 1/2 hora". Me río bajito del doble sentido.

¡Vaya! Qué vestido verde tan mono hay en ese escaparate.

Miro al poste que me anuncia que hace 14º, una temperatura casi tropical en esta ciudad y en esta fecha, y a continuación el mismo poste amablemente me informa de que llevo caminando una hora.

Una hora, y casi otra he caminado hasta volver a casa. Y no te he echado de menos. No me entiendas mal, me habría encantado que pasearas conmigo, pero he estado bien así.

Lo que te quiero decir es que ahora ya sólo te echo de menos cuando yo quiero. Y hoy no he querido.

Mañana, ¿quién sabe?...

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Humm... aunque siempre algún pensamiento se me escapa.

jueves, 25 de febrero de 2010

Como la luz

Nunca he sido transparente pero, ¿soy ahora al menos translúcida?
¿Puede la luz atravesarme y mostrarte mi íntima e inextricable red de pensamientos, sensaciones, ideas, recuerdos? ¿Son mis ojos auténticas ventanas hacia mi mente o mi corazón?

¿En qué notas que te quiero? ¿En mis caricias, en mi risa? ¿En la atención que te presto? ¿En las veces que te contradigo? ¿En las palabras que escribo? ¿En el silencio con el que te hablo a veces?

¿Cómo estás tan seguro? ¿Cómo lo estarás, cuando el tiempo pase? ¿Cómo sabré yo que lo estás? ¿Cómo conseguiré que me sientas cercana incluso cuando me convierta en un bloque de hielo? ¿Cómo haré para que no dudes?

¿Podrás atravesarme como la luz y ver mi interior sin alterar mi estructura? ¿Podrás oírme cuando calle? ¿Podrás sostenerme cuando me salgan espinas?

¿Podré hacerlo yo contigo?


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lunes, 22 de febrero de 2010

Sal

Así como la sal quizá no altere la esencia del agua, pero sí sus propiedades, dándole la posibilidad de brillar de ese color, de tener ese sabor, de cambiar su densidad, de aromatizar su brisa hasta hacerse marina,... eso es lo que siento cuando me miras y me regalas tus palabras. Cambio mis propiedades y adquiero otros tonos, otros matices, otro olor, otro sabor, otra manera de moverme. Rompo contra ti sabiendo que me desharé en millones de pequeñas burbujas que formarán la espuma más blanca, blanca como la flor que me regalaste como nombre, llevándome en cada golpe una minúscula parte de ti, tu sal, mi sal, y después me retiraré cada vez, ya sin fuerza, en una caricia suave y húmeda que nunca significará una derrota.

San Sebastián. Imagen propia.

Invictus


¿Cómo es posible que alguien pase casi treinta años encerrado en una celda minúscula, y luego salga listo para perdonar a los que le encerraron en ella?

Más allá de la noche que me cubre
Out of the night that covers me,
negra como el abismo insondable,
black as the pit from pole to pole,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
I thank whatever gods may be
por mi alma inconquistable.
for my unconquerable soul.

En las azarosas garras de las circunstancias
In the fell clutch of circumstance
nunca he pestañeado ni me he lamentado.
I have not winced nor cried aloud.
Sometido a los golpes del destino
Under the bludgeonings of chance
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
my head is bloody, but unbowed.

Más allá de este lugar de furia y lágrimas
Beyond this place of wrath and tears
donde yace el Horror de la sombra,
looms but the Horror of the shade,
la amenaza de los años me encuentra
and yet the menace of the years
y me encontrará sin miedo.
finds and shall find me unafraid.

No importa cuán estrecho sea el camino,
It matters not how strait the gate,
cuán cargada de castigos la sentencia,
how charged with punishments the scroll,

Soy el dueño de mi destino:
I am the master of my fate:
Soy el capitán de mi alma.
I am the captain of my soul.


William Ernest Henley (1849-1903)

miércoles, 17 de febrero de 2010

De todo lo visible y lo invisible


No tengo más que abrir los ojos para apreciar la delicadeza de un color o la forma tan ligera y perfecta de una mariposa.

No tengo más que pararme a sentir con todo el cuerpo la fuerza descomunal de millones de litros de agua cayendo decenas de metros en medio del estruendo más asombroso o la tranquila y leve caricia de una textura.

No tengo más que prestar atención para dejar que la letra de una canción o los versos de un poema me acaricen el corazón.

No tengo más que respirar hondo para que me inunde la brisa salada del mar, de cualquier mar, o el aire verde y húmedo del bosque, de cualquier bosque.

No tengo más que abrir un libro para viajar.

No tengo más que mirarte para verme a mí misma mejorada a través de tus ojos. No tengo más que quererte para entender quién eres en realidad, para encontrar tu esencia, para que puedas ver tu propio reflejo, tu brillo.

No tengo más que el resto de mi vida para estar contigo.


Cataratas de Iguazú, Brasil. Imagen propia.

lunes, 15 de febrero de 2010

Mis silencios


Tengo mi mente hecha un hervidero de palabras que no terminan de cocerse. Burbujean, suben y bajan, se forman y desaparecen instantáneamente y no consigo que mis dedos las capturen a tiempo para dejártelas aquí y que puedas leerlas, o incluso para decírtelas cuando nos vemos.

Lo pienso y descubro que a veces mi silencio fue eso, un no poder encontrar las palabras entre las miles que como un torbellino se me arremolinaban en la boca. Otras veces las sentí en la punta de la lengua y fui incapaz de pronunciarlas para ti. Y algunas de esas palabras no dichas me ataron nudos en la garganta y se convirtieron en lágrimas estériles. Entonces no había blogs, pero sí lápiz y papel... ojalá te las hubiera escrito, porque así no se habrían borrado dejando sólo su regusto amargo en el pasado. Ojalá hubiera tenido el valor de hacerlo, de trepar por el muro del orgullo y de contemplar con tranquilidad el paisaje que se extendía más allá.

Pero aprendo, ya lo sabes, y ahora las cosas son algo diferentes, ¿no crees?.

Y es que mi corazón no para de hacer piruetas en el aire mientras late con fuerza y se ríe, y con esa risa mi cuerpo florece y mi mente es un hervidero de palabras...


imagen propia

domingo, 14 de febrero de 2010

Hoy he aprendido

Que es posible hacer que durante unos segundos el mundo entero se apague y no exista nada más que lo que tenemos entre los brazos.


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Me basta así, de Ángel González


Si yo fuera Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti; lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.)


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sábado, 13 de febrero de 2010

El laberinto de la felicidad



"En aquel momento la flecha de fuego surgió, como cada noche, del invisible centro del laberinto y describió una suave parábola hasta extinguirse. Se preguntó una vez más dónde estaba aquel secreto centro del laberinto, qué fuego ritual incendiaba aquellas flechas, quién era el arquero y por qué las lanzaba siempre justo en el momento que ella podía verlas."


El laberinto de la felicidad, de Alex Rovira y Francesc Miralles.


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jueves, 11 de febrero de 2010

Minutos de luz

Ahora es ya casi de noche, y ha nevado mucho más que el día de la foto. Miro por la ventana y la calle está casi desierta. Las pocas personas que pasan lo hacen encogidas y dando pasitos cortos, para no resbalar en la nieve.

Me dan ganas de protestar, pero no lo haré, porque desde hace unos días noto que amanece antes. Son sólo unos pocos minutos, los suficientes para que a la hora que voy a trabajar no sea aún de noche sino ya de día.

Así que voy a considerar esos minutos de luz como un regalo que me hace el sistema solar para recordarme que el tiempo pasa, que la estación avanza, y que la primavera está próxima.

(Actualización: acaba de pasar un chico haciendo esquí de fondo)
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Mariposas


Tus mariposas vienen a besarme permanentemente. Cuando no las notas es que se han acercado a donde yo estoy. No las veo, pero noto su aleteo alrededor, y la levedad del contacto de sus alas.

Extiendo la palma de mi mano, con la intención de darles un lugar seguro donde posarse, pero apenas están unos minutos. Enseguida vuelven contigo.


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lunes, 8 de febrero de 2010

Diálogo silencioso

El cometa no fue consciente de ello, pero se acercó a aquel Sol tranquilo con una órbita demasiado excéntrica, creyendo durante el perihelio que había encontrado su lugar: algo de gravedad para hacerle girar en una órbita estable y un viento amarillo que arrancaba de él una hermosa y brillante cola. Pero no, salió propulsado sin remedio como manda la forma de la elipse que recorría y se alejó sin querer de aquella estrella a la que con la rabia propia de la desesperación echó la culpa de evaporar su materia. Aquella estrella, la que había dado forma a su órbita y aquel hermoso color a su estela.

¿Eso es lo que eres? ¿Un cometa? No, no lo eres. Y lo sabes.

Le pareció al cometa en su viaje de vuelta al frío vacío interestelar que había perdido parte de sí mismo, pero lo olvidó enseguida. Vagó ya sin volver a pensar en aquel sistema solar y recorrió otros, llenos de planetas en órbitas estables con bonitas lunas en sus cielos, asteroides solitarios, gigantes rojas que se consumieron ante sus ojos... vagó sin darse cuenta de que ya no lucía aquella elegante cola, llena de materia sublimándose en una locura de moléculas danzantes ebrias de alegría.

No eres nada de eso. No busques excusas ni te inventes cuentos.

No me invento cuentos; busco metáforas, siempre las he buscado. Y él es realmente bueno en eso...

Hiciste lo que hiciste porque es tu naturaleza, como el escorpión de la fábula. Hay que tener cuidado contigo.

No, todo eso se acabó. Además, ¿qué habrías hecho tú en esa situación?

Yo no tengo que hacer nada, soy un mero espectador.

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domingo, 7 de febrero de 2010

Aire y agua

Respiro el aire frío y húmedo del mar mientras la brisa me revuelve el pelo y se me mete en la boca al hablar de cualquier cosa. Y es que hay cientos de sitios, pero el mar siempre es el destino elegido.

imagen propia

martes, 2 de febrero de 2010

Ser


Soy pasado, presente y futuro.

Fui... el pasado, la espina clavada, la leche derramada sobre la que llorar, la página que se pasa, la distancia y el olvido, las cenizas muertas que ya no queman, la cicatriz que ya no duele, la figura que se quedó en el andén cuando el tren se puso en marcha.

Soy... la moneda arrojada a la fuente, tu abogada y la del diablo, la que habla sin parar, la que calla y la que otorga, la extraña flor, la habitación del fondo, la paz tras la batalla, la tempestad previa a la calma, el rayo de Sol que atraviesa el gris infinito del cielo invernal, la nube negra de tormenta, el as en la manga, la carne en el asador, el hemisferio derecho.

Quiero ser... la letra de la canción, la carta en el restaurante, el perejil de todas las salsas, el palo de la baraja, las sábanas del sábado por la noche y las del domingo por la mañana, la uña y la carne, el cuerpo y la sangre, la bolsa y la vida, el pincel y el lienzo, el frío Norte y el cálido Sur, la cara vista y la cara oculta, el cénit y el nadir, el hambre y la sed, el hemisferio izquierdo.

Quiero serlo todo, pero no para ti, porque te conozco y sé que no te conformarías sólo con eso.

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