Me metí en el papel tan convincente y conveniente para ti que respiraste tranquilo, pero esa superficie sobre la que has descansado parece tan lisa y elástica solo por fuera. Por dentro las costuras se me clavan como cuchillos y la distancia no me deja respirar.
No era un buen disfraz para mí, al fin y al cabo, aunque quise creerlo y ahora que está al descubierto se me antoja pobre y ridículo, ahora que hace ya algún tiempo que desperté de esa ensoñación, ese estado de coma emocional en el que viví durante años porque solo venía bien mi risa, mi lado bueno, mi parte fácil.
Y no quiero tener que dormir otra vez para que haya tranquilidad. A pesar de la sangre y el dolor, prefiero la guerra abierta a otra inyección de sedante emocional.
imagen
sábado, 26 de febrero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No es que respires dolor, es que incluso se te oye masticar la rabia. Espero que tus raíces se hagan fuertes y con la consistencia suficiente para que ahora en el exterior tampoco las ahogue el aire. Que respiren!!!
ResponderEliminarSiempre elijo dar la cara para chocar de frente con realidad. Es cuestión de no esconderse y de a poco ir superando tanta tristeza.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Sí, Marieta. Estoy segura de que se harán fuertes. Ya lo son en realidad, pero parece que les hacía falta un poco de humedad y lo que tuve más a mano fueron lágrimas...
ResponderEliminarGracias por venir. Un abrazo.
Eugenia, yo también prefiero chocar con la realidad a quedarme en el andén, pero hoy siento que hay que ajustar la marcha a las circunstancias de la vía. Espero hacerlo mejor a partir de ahora.
Un abrazo fuerte y gracias por tus palabras.