jueves, 11 de marzo de 2010

Luciérnagas

Igual que una fábrica de armas ilegal, mi mente busca palabras que pronunciadas se transformarían en armas blancas de doble filo, pero que como me guardo se me clavan y me duelen, me despiertan por la noche y se me revuelven inquietas desordenando cualquier momento del día, igual que un gas tóxico envenenador de lágrimas.

Me gustaría tener una especie de piedra filosofal que, en lugar de transformar mercurio en oro, transformara esas palabras-cuchillo en palabras-luciérnaga que revolotearan inofensivas durante la noche sin alterar mi sueño. Quizá las encerraría en un frasco de cristal y dejaría que languidecieran hasta que su brillo se apagara por completo y desaparecieran como pompas de jabón, sin dejar rastro...

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cure for the itch

2 comentarios:

  1. Las palabras cuchillo son tan importantes y necesarias como otras. A quien no le quede más remedio que oirlas o leerlas, es porque tuvo de éstas también, o peor, actos sangrientos. La palabras cuchillo se clavan, los actos sangrientos nos hacen sacar los cuchillos...hay palabras para todo...

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  2. Sí, es verdad, hay palabras que son necesarias, pero a veces tienen demasiado filo. Y en ese caso me las guardo y me duelen, pero creo que me dolerían más si las pronunciara.

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