Hay algo en el aire que tiene un curioso olor entre nuevo y previsto, como a cambio de fase. A calendario a punto de estrenarse. Es todavía sutil y casi no se distingue, pero poco a poco va formando su propio abanico de matices que lo separa de los aromas que ya nos sabemos.
Puede que sea el nuevo año y que simplemente yo quiera que huela diferente para dejar de caminar, aunque ahora ya lo haga por el jardín de nuestra casa. Puede que sea yo la que esté cambiando percibiendo como distintas las cosas que veo o siento todos los días. Puede que, al fin y al cabo, quiera que todo termine para empezar otra vez, pero sobre una hoja no en blanco pero casi, con la misma sensación con la que estrenábamos cuadernos nuevos al empezar el curso cuando éramos pequeños.
O puede que lo que perciba sea una simple expectativa y me dé de bruces con los hechos cuando ésta no se cumpla. No me importa, prefiero equivocarme a esperar con la mente en blanco. Prefiero las noticias a quemarropa al silencio por si acaso. No quiero la seguridad de la tierra donde unas raíces como las mías se entierren y mueran.
Porque esta vez sería culpa mía.
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lunes, 20 de diciembre de 2010
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Pensar como tú lo haces, es de valientes.
ResponderEliminarSentir, es saber que hay que arriesgar y probar.
Oler a esos cuadernos nuevos es empezar una página especial.
Un beso
María
Gracias, María. Sí, será una página muy especial y emocionante. Y aunque no todo sea un camino de rosas, hay que tener en cuenta que no soy ese tipo de flor :)
ResponderEliminarUn beso.
Arriesgarse, esa es la clave, aunque choquemos de frente, porque al final todo valdrá la pena.
ResponderEliminarFelicidades!!!
y un fuerte abrazo
Exacto, Eugenia, en el riesgo están las emociones, y qué somos sino eso, al fin y al cabo?
ResponderEliminarUn beso y felices fiestas!