Te echo de menos.
De esa manera suave y continua en que se echa de menos a quien va a volver.
Pero de esa forma en que echar de menos duele porque la rutina no es definitiva. Porque todavía despertarnos en la misma cama nos sabe a logro aunque no todos sepan que lo hacemos.
De esa forma en la que las horas están llenas de horas de silencio, de ese silencio que me recuerda que esta rutina no es la que yo quiero.
Yo quiero la siguiente, la que ya no contenga secretos, la que también dependa de mí. Esa en la que ya no tenga que echarte de menos...
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domingo, 26 de diciembre de 2010
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