Los días pasan uno tras otro, y poco a poco van cogiendo velocidad de crucero. Y salvo alguna que otra tormenta de verano, son días relativamente tranquilos. Tenías toda la razón, Ninfa querida, la extraña era yo, absolutamente yo, mirando mi propio proceso. Cómo he agradecido tus palabras...
Mi corazón sigue haciendo de las suyas, pero mi mente va tomando el rumbo apropiado. Y está en lo cierto mi querido habitante de Kokoro cuando dice que es obstinada. No sé lo que ocurrirá en un futuro lejano, pero sí tengo claro lo que quiero para mi futuro cercano, y a por ello voy, sin prisa, pero con paso firme.
Y cuando lo consiga, tendré delante el mundo entero para comérmelo. Sin límites.
(En la imagen, Jericoacoara)
Me alegra tu reencuentro.
ResponderEliminarDe corazón te deseo lo mejor.
Para ese futuro cercano, y lejano.
Con cariño un beso.
Tu tormenta perfecta.