Así es como me siento, como montada en una montaña rusa. Con mi corazón y mi mente viajando en distintos vagones y sujetos a duras penas a sus asientos.
Y eso que la caída inicial con la que las montañas rusas suelen coger impulso ya ha quedado atrás, pero todavía falta el recorrido. No sé qué vueltas y revueltas dará, no sé si habrá nuevas caídas que aceleren la velocidad, no sé si mi corazón, que es el que peor sujeto va, saldrá volando en algún punto antes de llegar al que espero que sea un frenado suave en la salida.
Lo que sí sé es que al final frenará. Y sé que cuando me baje, volveré a ser yo, que con todas mis alegrías y cosas buenas y a pesar de mis defectos y mis miserias, es lo que más me gusta del mundo. Ser yo.
Al fin y al cabo, soy una orquídea. No hay que olvidarse de eso.
miércoles, 5 de agosto de 2009
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No te preocupes por el vértigo ni por lo que vaya a ocurrir con el vagón. Vive al día. Ve paso a paso. No hay más recetas.
ResponderEliminarBsss